Las Palmas de Gran Canaria, 20 de julio de 2017.- El conmovedor lenguaje cinematográfico de Kenji Mizoguchi protagoniza la 15ª Semana de Cine Japonés de Las Palmas de Gran Canaria, cita que tendrá lugar en la Casa de Colón entre los días 24 y 28 de julio organizada por la Asociación de Cine Vértigo con la colaboración del citado centro. Cada día de lunes a viernes se proyectará una película de un director que forma parte de la llamada ‘Santísima Trinidad’ del cine nipón junto a Kurosawa y Ozu.
Este encuentro de referencia con la cinematografía japonesa se presenta bajo el título de ‘Kenji Mizoguchi en los 50’ e invita a disfrutar de manera gratuita de cinco obras de referencia de la etapa final del autor que contribuyeron de manera decisiva a encumbrarle como a uno de los creadores más respetados y admirados del panorama internacional. Los pases tendrán lugar a las 20.00 horas con entrada libre hasta completar aforo y siempre en versión original con subtítulos en español.
Los cinco filmes selecciones componen un universo que permitirá apreciar con especial intensidad aquellos aspectos que han hecho de Mizoguchi un clásico tanto por la profundidad de su personajes como por el sello inconfudible de su cine, caracterizado por la intensidad emocional y psicológica y la búsqueda del realismo a través de tomas de larga duración y sutiles movimientos de cámara.
Abrirá el certamen ‘Vida de Oharu, Mujer Galante’ (1952), galardonada con el Premio Internacional en la Mostra de Venecia y que supuso su entronamiento mundial. Tras ella vendrán ‘Cuentos de la luna pálida de agosto’ (1953), ‘El intendente Sansho’ (1954), ambas premiadas con el León de Plata como mejor director, ‘La mujer crucificada’ (1954) y, finalmente, ‘Los amantes crucificados’ (1954), nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Conferencia del director del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria
La jornada de clausura del viernes incluye a partir de las 19.00 horas la conferencia ‘Tiempo del mundo, tiempo de la vida. La etapa final de Mizoguchi’ a cargo del director del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, Luis Miranda.
Miranda, precisamente, destaca en el texto incluido en el programa de la XV Semana de Cine Japonés que “como narrador Mizoguchi culmina el cine clásico” y “como poeta del tiempo merece también ser reivindicado como cineasta moderno”.
La crítica ha caído rendida a los pies de Mizoguchi (1898-1956), pero nada hay tan elocuente como sus propias palabras para explicar elementos fundamentales de su legado, comenzando por su visión acerca del hecho de ser cineasta. “Durante toda nuestra carrera”, subrayó, “estaremos obligados a estudiar la imagen y su enorme potencial expresivo. Esa será nuestra mayor responsabilidad”. Una convicción que se palpa en la evolución de su filmografía.
Además, Mizoguchi se perfila como una especie de orfebre de sentimientos llevados a la pantalla que aplicaba un sistema de cocción lento y adecuado a cada guión y a cada escena. “Las cosas que realmente quiero hacer, siempre tienen su momento. Cualquier obra de arte tarda tiempo en estar terminada. No es cuestión de improvisar”, decía.
“Me parece bien que los europeos sientan la belleza japonesa, y que disfruten de ella. Pero sería mejor si fuéramos capaces de expresar el alma bajo los tejidos y las telas que ellos tanto admiran. Tenemos que hacerles sentir tanto la belleza de la seda como ‘el corazón japonés’ escondido bajo esta tela”, defendió también un hombre aclamado por la crítica, reconocido en los grandes festivales internacionales y, sobre todo, admirado por aquellos y aquellas que aman el gran cine. A partir de este lunes, ese corazón oculto del que hablaba Mizoguchi latirá con fuerza en la Casa de Colón.