Martes, 31 Marzo 2020 15:12

Nace la Escuela de Verseadores de Gran Canaria

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  • Promovida por el Cabildo y coordinada por Yeray Rodríguez alcanza a más de mil estudiantes de quinto y sexto de Primaria de quince de los veintiún municipios que integran la isla

 

Las Palmas de Gran Canaria, 31 de marzo de 2020.- La Escuela de Verseadores de Gran Canaria aguarda a que concluya el confinamiento motivado por la crisis sanitaria del Covid-19 para ser presentada en sociedad (inicialmente iba a ser presentada en abril el marco de la XXI edición del Memorial Díaz Cutillas que se celebraba en Valleseco cuyas actividades fueron suspendidas). Su principal valedor, el repentista y profesor de Filología Hispánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Yeray Rodríguez, señala que es importante que en el resto de Canarias se impulsen escuelas análogas que enseñen y difundan esta expresión poética y musical, declarada hace tres años por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Desde hace más de cinco años la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, a través de la Fundación Canaria Nanino Díaz Cutillas y la Biblioteca Insular (desde las premisas del Pacto por la Lectura y la Escritura de Gran Canaria), viene desarrollando una intensa línea de colaboración con la Asociación de Verseadores Canarios Ochosílabas, constituida en 2014. Ahora, la Escuela de Verseadores de Gran Canaria alcanza a más de mil estudiantes de quinto y sexto de Primaria de quince de los veintiún municipios que integran Gran Canaria y cuenta igualmente con el apoyo de la ULPGC y la Academia Canaria de la Lengua.

“Precisamente con esta nueva escuela se trata de otorgarle mayor entidad, contenido y profundidad al proyecto de los talleres de creatividad verbal que llevamos desarrollando desde 2018 auspiciados por el Cabildo de Gran Canaria. Esta iniciativa, que se desarrolla en horario docente, se complementa con talleres de tarde que se celebran en los municipios de Valsequillo y Moya. Todos los participantes en dichos talleres, los que son en horario lectivo y los que no, constituyen la Escuela de Verseadores de Gran Canaria, que aspira a tener réplica en cada una de las Islas”, comenta Rodríguez, quien añade que es importante destacar dos cuestiones en el actual contexto: “que hemos conseguido en los últimos años que no se entienda esta tradición fuera del ámbito folclórico al que pertenece, y que cada vez sean más las verseadoras que estén feminizando una vocación hasta ahora eminentemente masculina. Son, especialmente la última, grandes noticias”.

Complemento docente

Los dos verseadores Expedito Suárez y José María Dávila son los monitores que actualmente desarrollan un trabajo quincenal en 28 centros de primaria de la isla de Gran Canaria, además de impartir clases en los talleres de Moya y Valsequillo, respectivamente. “Los talleres en los centros son un complemento docente fácilmente vinculable a las competencias de distintas materias como Lengua y Literatura o Música. Los estudiantes reciben al monitor, siempre con su correspondiente docente presente, y con un método esencialmente lúdico cantan, memorizan y crean versos de la tradición (desde pareados hasta décimas). Los resultados están siendo maravillosos”, advierte el verseador y repentista canario de 42 años.

Yeray Rodríguez está convencido de la utilidad del arte de las décimas “para mejorar el rendimiento verbal y la autoestima personal del estudiantado, tan necesitado por cierto de ambas competencias. A través de una tradición que está más viva que nunca, experimentan la hermosa sensación de poner palabras a lo que sienten, poder recitar ese mensaje, poder cantarlo. Creo que es una experiencia mágica y la están viviendo apasionadamente”.

Rodríguez explica que el uso cómplice de las nuevas tecnologías está resultando de gran provecho para el alumnado. “Es muy fácil que con ellas hoy pueda conservar improvisaciones que de otra forma se perderían y pueda asimismo transmitir de inmediato lo que antes podía quedar confinado en la intimidad de una parranda o un encuentro casual. Permiten además organizar más fácilmente la docencia, mantener una comunicación rápida y colectiva y otra serie de ventajas que demuestran la capacidad de adaptación de una tradición con mucha vida vivida y mucha más por vivir”, agrega el popular repentista.

Yeray Rodríguez lamenta que, por desgracia, desconocemos los nombres de los primeros repentistas y verseadores de la tradición popular en Canarias. “Los primeros son siempre anónimos. Su obra acaba difuminando sus nombres, pero su obra es grandiosa, porque nos permite tener hoy en día una tradición que lleva siglos a cuestas. Afortunadamente, en tiempo más reciente sí tenemos nombres célebres de la tradición canaria. Ciñéndonos a Gran Canaria podemos citar a verseadores como Manuel Suárez, Verona, Elías González, Matías Cabrera, Fermín Pérez, Antonio Herrera o los hermanos Antonio y Matías Ramos, todos ellos fallecidos. Para nuestra suerte siguen con nosotros verseadores como los valsequilleros Paquito Peña o Expedito Suárez, que nos alumbran con su ejemplo”.

Sobre el actual panorama del repentismo en Canarias Yeray Rodríguez sostiene que “son muchos los jóvenes que nos están deslumbrando en toda Canarias, no solo en Gran Canaria. Pese a su juventud ya muchos van adquiriendo experiencia en distintos escenarios y no quisiera destacar a ninguno sobre el resto sino destacar el esfuerzo que están todos haciendo. Que hoy podamos escuchar a tantos jóvenes cantando punto cubano es una noticia maravillosa y más allá de los nombres concretos quiero destacar el logro colectivo”.

Su llegada a Canarias

Según apunta Yeray Rodríguez, “el género, tal como lo conocemos, llega a Canarias, así parecen indicarlo todas las evidencias, desde Cuba, en la garganta y el alma de los indianos que lo conocieron en el lugar donde se desarrolló y vive con más fuerza: los campos de Cuba. La estrofa llegó a Cuba desde España como llegó a cada rincón de América y en la Perla del Caribe se convirtió en género musical y, una vez trasplantada a Canarias, se sintió facultada para cantar, de una forma análoga cómo era la vida por esta orilla. No ha tenido igual desarrollo en ambas orillas ni en todas las islas, pero si miramos hacia adelante, el panorama es más que alentador”, concluye.