- Entrevista a la directora del centro que vela por la proyección de la obra del escritor, del que se cumple el 177 aniversario de su nacimiento el día 10 de mayo
Las Palmas de Gran Canaria, 8 de mayo de 2020.- La doctora de Filología española y actual directora de la Casa-Museo Pérez Galdós, Victoria Galván González, avanza en esta entrevista la importancia de la dimensión del centro que coordina desde 2013, precisamente en el año en que se cumple el centenario del fallecimiento del más notable e importante escritor que han dado las letras españolas después de Miguel de Cervantes.
¿Cuál es su propuesta de gestión como directora de la Casa-Museo Pérez Galdós?
Que el museo se convierta en un centro de divulgación y conocimiento del legado galdosiano a partir de los bienes y de los objetos personales de Pérez Galdós que custodiamos y conservamos en la casa, y que, sobre todo, no haya nadie en nuestra comunidad —que es nuestro público primero— que no conozca el patrimonio de esta Casa-Museo y, por ende, con ese acercamiento, también su obra. Hay que incrementar los vínculos del museo con el público canario y desterrar los prejuicios que hay sobre la relación de Benito Pérez Galdós con su tierra, que, aunque parezca mentira, todavía persisten.
El inicio del año de la conmemoración del Centenario del fallecimiento de Galdós estaba siendo fructífero hasta la irrupción del Covid-19
Sí, podemos afirmar con rotundidad que el 4 de enero de 2020 se batió un récord histórico de visitas a la Casa-Museo. Íbamos en la buena dirección, pero los tristes acontecimientos de la pandemia sanitaria nos sitúan en otro contexto. No se trata de una cuestión solo de visitantes, en un plano meramente cuantitativo, sino de considerar el valor cualitativo de la visita a la casa-museo, que se incremente el conocimiento del legado. Nosotros seguiremos trabajando en actividades y acciones pensando en una tipología diversa de públicos.
¿La función de los museos ha cambiado en la última década?
Ha cambiado en la medida en que se replantea y se evalúa —algo imprescindible en cualquier actividad humana— qué debe aportar un museo a la sociedad en la que se inserta. Por ejemplo, en lo que se refiere al marco legislativo que afecta a la gestión de un museo en tanto servicio público —leyes de patrimonio cultural, de igualdad, de contratación, etcétera— se trabaja para adaptar los mensajes, los contenidos a la nueva perspectiva legislativa, pero también trabajamos para contar, para llegar a públicos diversos de acuerdo a los nuevos enfoques museísticos y conceptuales en la concepción de la cultura. Cuando llegué a la institución, en 2013, las actividades eran mínimas. La dinamización de actividades pensadas para distintos públicos se pone en marcha entonces. Y a partir de ahí hemos ido aumentado progresivamente las visitas. Por ejemplo, tuvimos, en 2014, un incremento del 12-13% con respecto al año anterior. Básicamente por las visitas de escolares, colectivos y por las actividades que organizamos, es decir, por la programación, uno de los ejes fundamentales en el propósito de comunicar, hacer llegar a una diversa tipología de públicos los contenidos del museo.
¿Qué relación cree que tiene la Casa-Museo Pérez Galdós con los diferentes actores sociales?
Mantenemos una buena relación con escritores, creadores de diverso signo, investigadores, artistas, asociaciones, etc. Muchos quieren tener un vínculo con la Casa-Museo Pérez Galdós, que procuramos sostener y atender. Tenemos vocación de servicio público. Tenemos además un proyecto maravilloso impulsado por Ana Méndez, técnico-medio de la casa-museo, para realizar actividades “sin barreras” o de narración oral con Pini Hernández y el “Cuenta con Galdós”, que estábamos desarrollando el presente año. La idea es atraer a aquellos colectivos a los que creemos que hay que darles voz e integrarlos en la actividad cultural. No solo se trata de que el museo sea un espacio para los escolares de los distintos niveles educativos, que es un eje fundamental para dar a conocer el legado galdosiano y nuestro patrimonio, sino además hay que dirigirse a las personas con distintas capacidades y diversidades.
También hemos iniciado una serie de colaboraciones con la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Gran Canaria, con el Conservatorio Superior de Música de Canarias o con la Escuela de Actores de Canarias. Creo que lo que tenemos que hacer es atraer a aquellos perfiles de visitantes y públicos que están lejos del museo e intensificar estos contactos. Además, trabajamos para mantener e incrementar la colección galdosiana, y otras que conserva la casa, para su preservación, de acuerdo a las pautas de la conservación preventiva, para continuar atendiendo a los múltiples investigadores que de continuo nos solicitan documentación. No hay que olvidar que la casa-museo posee una relación notable de manuscritos, galeradas, cartas y otros documentos, que la convierten en un centro de estímulo crucial para la investigación desde sus orígenes. Prueba de ello son sus publicaciones y la celebración de los congresos galdosianos (ya vamos por la XI edición y estamos trabajando para el próximo en 2021, si las circunstancias lo permiten).
Como museo público, y de acuerdo con los principios de una museología más actualizada, nos debemos al visitante, al que hay que conquistar y mantener, hay que intentar ofrecer un mensaje atractivo, que podamos conectar con sus intereses. En suma, tenerlo en cuenta a la hora de programar y organizar acciones divulgativas y pedagógicas. Es nuestra obligación responder a la definición que de museo está recogida en la legislación vigente. Así de acuerdo a la reciente Ley de Patrimonio Cultural de Canarias (25 de abril de 2019) los museos son “instituciones de carácter permanente abiertas al público, accesibles, inclusivas, interculturales y sostenibles, al servicio de la sociedad y de su desarrollo que, como agentes de transformación social y generadores de conocimiento, reúnen, conservan, ordenan, documentan, investigan, difunden y exhiben de forma científica, estética y didáctica, para fines de estudio, educación, disfrute y promoción científica y cultural, colección de bienes muebles de valor histórico, artístico, científico, técnico o de cualquier otra naturaleza cultural”. Esta definición es nuestro horizonte de acción y compromiso.
¿Cómo explica la evolución de la Casa-Museo Pérez Galdós?
Una de las acciones que más satisfacción me ha proporcionado ha sido el apoyo a una investigación sobre los orígenes de este centro y la relación de Gran Canaria con el galdosismo, realizada por Francisco González Guerra, actual director de la Casa-Museo León y Castillo, titulada ‘La casa de Benito Pérez Galdós. Apuntes sobre su historia (1894-1972)’, pendiente de publicación. Es una excelente monografía de 400 páginas en la que ha buceado en la documentación custodiada en el archivo del Cabildo de Gran Canaria, El Museo Canario, en prensa y en documentación de la época.
En 1964 se inicia la historia de la casa-museo. Ya desde la década de los cincuenta se puso en marcha la creación de la misma, con los antecedentes explicados en la citada monografía. También el museo fue visitado por algunos investigadores. Desde entonces, el centro se ha ido adaptando a las demandas y a las exigencias inherentes a la evolución del concepto de museo, a sus nuevos roles y a su diversa relación con la sociedad en el tiempo transcurrido desde su apertura al público. Obviamente, no puede ser la misma función que tenía la institución en los años noventa que la desempeñada en la actualidad. Por ejemplo, en relación con los recursos humanos, al principio solo estaban en plantilla el director y un ordenanza. Posteriormente con la llegada de Rosa María Quintana a la dirección es cuando se amplía el personal destinado al centro.
La historia de un museo
Desde la muerte de Benito Pérez Galdós existía un consenso para la creación de un museo dedicado a Galdós entre las personas comprometidas con la cultura y los poderes fácticos de aquella época. Ya el investigador y docente, Alfonso Armas Ayala, que luego sería director del Museo, dictó una conferencia en el Círculo Mercantil, de la que se hizo eco el periódico La Falange, en la que señaló la necesidad de sentar las bases para la creación del museo, entre otras propuestas, como la publicación de un boletín, la puesta en marcha de estudios científicos y de un espacio para ahondar en la obra del ilustre escritor. El Cabildo de Gran Canaria arranca para la creación del Museo en 1954 con la permuta del inmueble de la Calle Cano 33, hoy Cano 6, a los Hurtado de Mendoza. Comienzan de este modo los trámites para convertir la casa de la familia Pérez Galdós en museo. En 1959 se hace la gestión con El Museo Canario para el depósito de los muebles y objetos de la habitación que ocupó Galdós en la madrileña calle Hilarión Eslava, en la que falleció el escritor, propiedad de su sobrino José Hurtado de Mendoza y del propio Pérez Galdós. También, en ese año, se acuerda la compraventa de los bienes, mobiliario y efectos personales del autor de Fortunata y Jacinta, por un importe de 500.000 pesetas, a doña María Pérez Galdós de Verde. Con esta operación pasan a ser propiedad de la corporación insular la biblioteca particular de Benito Pérez Galdós, muebles, pinturas del propio autor y de su colección particular, fotografías, dibujos originales, la edición ilustrada de los Episodios Nacionales por Mélida, Pellicer, Lizcano, del propio Benito, dibujos de muebles, edificios y pequeños apuntes realizados por él. Fueron donaciones de María el manuscrito de ‘Miau’, dibujos de los ‘Episodios Nacionales’, la alcoba de San Quintín y la correspondencia, con la condición de que no se muestre a nadie.
El museo fue visitado, entonces, por algunos investigadores, como Joseph Schraibman, profesor de la Universidad de Princeton. La apertura de la casa-museo era inminente tal como publicó en mayo de 1960 la revista ‘Mujeres en la isla’. El 9 de julio de 1960 fue inaugurado oficialmente por María Pérez-Galdós Cobián, invitada por el Cabildo grancanario, tal como anunciaba el periódico Falange el 3 de julio. Abrió al público en general el 20 de mayo de 1964 con una exposición de manuscritos, fotografías, impresos y misceláneas galdosianas, propiedad de la casa-museo, y contó, además, con la colaboración de El Museo Canario, el Gabinete Literario, Ignacio Pérez Galdós y Diego Cambreleng.