Los Departamento de Educación y Acción Cultural se han convertido en herramientas imprescindibles en los centros museísticos del Cabildo
Juana Hernández, actual responsable de Difusión de Patrimonio Histórico del Cabildo, fue una de esas personas que se dio cuenta de que los museos parecían morirse, que no transmitían emoción, que no contaban todo lo que contenían en su interior. Si en un momento de la historia fueron la morada de las musas, ahora tocaba hacerlos amables, sensibles. El cambio llegó en los años 80, cuando surge la disciplina de Museología y se empiezan a dinamizar los museos con la creación de nuevos departamentos, entre ellos, los Departamentos Pedagógicos, cuyo primer objetivo estaba dirigido a la comunidad educativa.
La idea era lograr que los museos fueran una herramienta didáctica más del profesorado, enlazar los contenidos museísticos con las materias escolares. Todo se gestó en la Casa de Colón porque, además de ser un museo, era un centro de cultura, y desde allí irradió a todos los restantes centros de la red museística del Cabildo de Gran Canaria.
“Comenzó una trayectoria muy interesante —señala Juana Hernández, que en los años 80 fue responsable de Departamento de Educación de la Casa de Colón— porque los centros escolares ya no iban a los museos solamente de visita, sino que, además, tenían una guía que les enseñaba las posibles miradas que había sobre un mismo objeto o documento. Los museos proporcionaban material sobre los temas más relevantes del centro a los colegios, para que pudieran trabajar antes, durante y después de la visita. Las salas se abrieron a las niñas y niños que durante la mañana participaban en talleres. En esos comienzos lo más importante era perderle el miedo al no tocar, acabar con ese planteamiento decimonónico de la concepción de museo”.
Pronto se pensó que los departamentos pedagógicos se quedaban muy limitados a los escolares y entró en juego otro concepto, Departamentos Didácticos, más amplio y que abarcaba a un amplio espectro de la sociedad, acercando los contenidos a diferentes segmentos de población. Y con ellos surge una nueva especialidad, los estudios de público, gracias a los que se empiezan a programar actividades en función de los objetivos y a quien iban dirigidas, que podían ser turistas, mayores, estudiantes, etcétera.
Estrategias y destinatarios
Uno de los museos pioneros en Canarias en realizar estudios de público fue el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar. Su directora, Carmen Gloria Rodríguez, mantiene viva una frase pronunciada en el año 1992 desde la presidencia del ICOM: “los objetos son importantes, pero lo son más las personas”. A partir de ese momento se materializa esa voluntad de contar con las personas en toda la estructura del museo. Realizar los estudios de público de manera continuada permite mejorar la praxis museística, defender las propuestas de gestión de públicos y definir estrategias, señala Carmen Gloria Rodríguez.
Se da otro paso y los departamentos se convierten entonces en Didácticos y de Acción Cultural, que es de donde proviene la palabra DEAC, que hoy en día son un referente dentro de los museos, tanto a nivel local, nacional o internacional. Son los que marcan la línea intermediaria entre la gestión del museo y el público que lo visita. Interpretan de manera directa e indirecta todos los contenidos de las instituciones, historia, ciencia, etcétera, pero siempre con una disciplina y un protocolo establecido (mensaje-emisor-receptor) que ayudan a marcar diferentes estrategias en función de sus destinatarios.
Jennifer Godoy, licenciada en Geografía e Historia y responsable actualmente del DEAC en la Casa de Colón nos cuenta cómo es ese proceso hoy en día, “en el que hay una fase previa de investigación, que puede llevar bastante tiempo dependiendo de la complejidad del proyecto. Diseñan la actividad, adaptan los contenidos y lenguaje al público al que está destinada”.
Y lo más importante, siempre buscando la emoción en quienes visitan el museo, porque la emoción produce el hecho intelectual. Tanto Godoy como César Ubierna, director de la Casa-Museo Antonio Padrón de Gáldar, coinciden en esta perspectiva y evolución del museo hacia un centro de cultura vivo, dinámico en el que las piezas hablan y establecen un diálogo entre lo contemporáneo y el pasado.
Para Ubierna “los museos son los espacios de las ideas y hay que usar los sentidos como método de aprendizaje, porque es como se alberga la emoción, que es el motor por el que transformas, recreas y reinventas realidades”. Ese es el juego, y pone como ejemplo las palabras de una niña tras participar en el taller ‘Rosas en el mar’, realizado en la Casa de Colón: “muchas gracias porque he aprendido un montón de cosas sin haber estudiado nada”.
Mediante la labor de los DEAC se fomentan miradas distintas a las colecciones, se acercan los museos a la ciudadanía y sobre todo plantean interrogantes. La filosofía ha desaparecido de las aulas y desde los DEAC se plantean nuevos recorridos inteligentes, que persiguen excitar al visitante y estos espacios son perfectos para educar en la sensibilidad, para despertar la curiosidad y la emoción, que nos mantiene vivos.
Jóvenes
Hoy en día, cada museo tiene su propia línea de actuación, aunque colaboran continuamente, comenta Jennifer Godoy. Como ejemplo cita un proyecto conjunto con la Casa-Museo Pérez Galdós, en el que realizan un recorrido temático sobre la ciudad en la que vivió el escritor. “En este paseo los participantes, con el hilo conductor de la ciudad del XIX, visitan los dos museos y exploran conexiones entre los dos centros”. Ella fue aprendiendo de todas las personas que estuvieron antes allí y que pasaron por el departamento con los años. “Siempre con el apoyo de la directora del Museo, Elena Acosta, -destaca Jennifer Godoy- fueron ampliando programas y públicos a los que llegar y “enganchar”.
“En todos estos años se han ido adaptando a los nuevos tiempos, las nuevas tecnologías, los estudios de públicos, evaluaciones y el concepto de didáctica del museo”, afirma. Cree que una de las cosas que más ha cambiado “es la percepción por parte de la sociedad de lo que es o lo que puede ser la educación en los museos y la percepción que desde dentro de nuestras instituciones se tiene de las personas que nos visitan”.
“Cuestiones como la accesibilidad universal, la inclusión, el vínculo con la comunidad, la conexión con el territorio en el que estamos inmersos, son aspectos que actualmente forman parte de nuestro día a día, y que se ve cada vez más reflejado en nuestras programaciones didácticas, en nuestros espacios físicos y mentales”, concluye Jennifer Godoy.
Todos los técnicos consultados coinciden en destacar que el público más difícil lo conforman los jóvenes. Para conseguir superar este reto, los grandes aliados son la creatividad, el arte en general, el teatro, la música, y las nuevas tecnologías. Para los responsables de los Departamentos Didácticos y de Acción Cultural la conexión afectiva es la mejor manera de sentir que han conseguido su objetivo. Y el hecho de que vuelvan y repitan es un indicador de que esa conexión está funcionando, de que ya no hay miedo, sino curiosidad.