Jueves, 23 Julio 2020 13:42

Educación presenta el Protocolo de prevención y organización de los centros para el curso 2020-21

  • El documento, avalado por el Comité de Expertos y elaborado entre la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes y la Consejería de Sanidad , aspira a crear entornos escolares saludables y seguros y a posibilitar la detección y gestión de posibles casos de COVID19
  • El protocolo plantea una previsión que estará condicionada por la evolución de la pandemia desde el punto de vista epidemiológico

 

 El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, la consejera de Educación, Universidades, Cultura y Deportes, Manuela Armas, y el consejero de Sanidad, Blas Trujillo, han presentado en la mañana de este jueves 23 de julio el Protocolo de prevención y organización para el desarrollo de la actividad educativa en centros de enseñanza no universitarios de Canarias para el curso académico 2020-2021. El Gobierno de Canarias ha elaborado un documento que plantea “una previsión que irá cambiando a medida que evolucione la pandemia desde el punto de vista epidemiológico”, apuntó el presidente.

El Protocolo, avalado por el Comité de Expertos conformado por cuatro catedráticos de reconocido prestigio, tiene como objetivo asegurar que los centros educativos de Canarias tengan las directrices de prevención y control del COVID-19 adecuadas para desarrollar una actividad presencial.

En su intervención ante los medios de comunicación, el presidente del Ejecutivo resaltó la importancia del proceso de vuelta a las aulas en el marco de la nueva normalidad, y recordó el trabajo permanente desarrollado entre Sanidad y Educación con los equipos de expertos que han asesorado al Gobierno en las medidas a tomar durante la pandemia y en la propia redacción del Protocolo.

En cuanto al inicio del curso, expuso el presidente, “siempre he defendido, en las reuniones de presidentes autonómicos que hemos mantenido durante el estado de alarma, que hubiera un criterio común”. Por esa razón adelantó que en la Conferencia de Presidentes y Presidentas prevista para la próxima semana de forma presencial “aprovecharemos compartir las medidas y estrategias que desde las distintas comunidades se han adoptado para el regreso a las aulas”.

Por su parte, Manuela Armas hizo hincapié en la condición “viva, flexible y adaptable” del documento, que se adecuará a las distintas circunstancias con el objetivo prioritario de la presencialidad. En este sentido, anunció la posibilidad de extender la jornada al horario vespertino u ocupar espacios próximos de titularidad municipal convenientemente habilitados.

“Estamos estudiando las necesidades de nuevo profesorado que exigirá este curso, en torno a 3000 docentes, para proceder a su contratación, y ya contamos con la total colaboración de la Federación Canaria de Municipios (FECAM) para habilitar instalaciones de los ayuntamientos para su uso escolar”, explicó la consejera.

Por su parte, el consejero de Sanidad, Blas Trujillo, recordó que alrededor de 700.000 personas se ven afectadas de un modo u otro por el inicio del curso escolar en las Islas, lo que convierte este proceso en una prioridad del Gobierno. “Además, hay que tener en cuenta que en invierno se solaparán las sintomatologías de la gripe y el Covid-19, lo que nos obliga a ser ágiles en las respuestas a los centros educativos ante cualquier sospecha”, dijo.

Hoja de ruta

El texto establece la hoja de ruta de las actuaciones que deberán seguirse en los centros de enseñanza de la Comunidad canaria, de titularidad pública o privada, de cara al arranque y desarrollo del próximo periodo lectivo en las islas. El objetivo, según recoge el propio documento, es la creación de entornos escolares saludables y seguros a través de medidas de prevención, higiene y promoción de la salud adaptadas a cada edad educativa y posibilitar la detección precoz de casos y la gestión adecuada de los mismos.

La guía es exhaustiva y detallada y abarca la multiplicidad de circunstancias relacionadas con el COVID-19 que pueden darse en el aula o fuera de ella y cómo responder según las circunstancias. El modelo parte de la propuesta diseñada por el Ministerio de Educación tras la reunión de la Conferencia sectorial con las Comunidades Autónomas y a las recomendaciones del informe de UNICEF, con contenidos adaptados a la realidad canaria.

En términos generales, se define por su aplicación a las enseñanzas no universitarias,

por su apuesta decidida por la educación presencial, por la coordinación de acciones desde los ámbitos educativo y sanitario y por la promoción de nuevos hábitos y gestos hacia el futuro.

Grupos de convivencia estable

Tal y como detalló la consejera Armas, ante las dificultades para garantizar en las etapas de Infantil y Primaria comportamientos individuales que atiendan a las normas de prevención y seguridad establecidas, el texto propone la implementación de los denominados grupos de convivencia estable: “Se trata de consolidar grupos permanentes de tutor-educador y alumnado que compartan aula, espacio exclusivo en el patio y en el comedor, entradas y salidas separadas y otras medidas que eviten los contactos fuera de la “burbuja” y al mismo tiempo garanticen la mayor normalidad posible”, aclaró.

La impermeabilidad sería la garante de la protección de sus integrantes frente al virus e,

igualmente, en caso de detección de un posible caso, el control y seguimiento de los contactos y las acciones consiguientes se desarrollarán de manera más ágil e inmediata.

En paralelo al establecimiento de los grupos de convivencia estable, se propone a la compartimentación del centro en sectores físicos con distintos grados de permeabilidad, hasta el cierre o bloqueo total y a través de una estrategia basada en un sistema de sectores bloqueables, esto es, que guíe la organización de espacios y flujos de personas para limitar al máximo los contactos entre sectores.

Tanto para el alumnado con necesidades especiales como para el alumnado del primer ciclo de Educación Infantil de 0 a 3 años, se aplicarán las medidas contempladas para los grupos de convivencia estables formados por el alumnado, profesor o profesora y aulas, y limitando la interacción entre grupos.

En cuanto al uso de mascarilla en el centro educativo, no se recomienda para menores de tres años (contraindicado en menores de 2 años por riesgo de asfixia) ni para personas con discapacidad o con situación de dependencia que les impida ser autónomas para quitarse la mascarilla o que presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su uso adecuado. Sí deberá usarla el profesorado especialista que rote entre los grupos de convivencia estable.

Clases presenciales y distancia interpersonal

Aunque el objetivo de la presencialidad es prioritario, se plantea que en 3 y 4º de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato podría combinarse la asistencia al aula con clases de refuerzo y formación remota.

Las medidas de distancia interpersonal se adaptarán a las edades y circunstancias del alumnado y del momento. No serán necesarias en los grupos de convivencia estable, mientras que en la ESO y Bachillerato será de 1,5 metros. Cuando la distancia no se pudiera asegurar (accesos, zonas comunes, etc.), se deberá usar mascarilla de forma obligatoria en esos grupos de edad.

Con el fin de facilitar el tránsito seguro en el interior de cada centro educativo, se señalizarán las entradas, salidas, vías de evacuación y patio sectorializado.

Respuesta sanitaria

Respecto a la detección de alumnado con síntomas compatibles con la covid19, el consejero de Sanidad informó de que cada centro educativo tendrá una persona responsable referente para los aspectos relacionados con el COVID-19, que será el director o la directora, o la persona en quien delegue, antes del inicio del curso 2020-2021. “Este deberá estar en contacto permanente con el personal sanitario de zona, designado previamente, para la coordinación tanto en acciones preventivas como en la atención de posibles caso”, apuntó.

La respuesta será particular, acorde a cada caso y circunstancia, siempre a criterio de la persona responsable designada por Sanidad y que trabaja en tándem con la persona habilitada por el centro educativo. De manera general, todos los centros deberán seguir las indicaciones de su propio Plan de Contingencia, localizar un espacio de uso individual (sala de aislamiento) ante la detección de síntomas compatibles.

En este capítulo, a objeto de actuar con la mayor celeridad y eficacia posibles ante el virus, se destaca la importancia de la coordinación permanente entre los recursos sanitarios, los equipos docentes, las familias y la administración local.

Cada centro dispondrá de un protocolo de limpieza y desinfección en función de sus características, dimensiones, alumnado etc. También señala la especial atención que debe darse a los baños, zonas de paso, superficies de contacto, comedores y otros espacios de uso común, los repasos de limpieza entre turnos de ocupación de las instalaciones y la importancia de la ventilación.

El Protocolo plantea que en este escenario de nueva normalidad es necesario proceder a la redefinición de espacios y de usos en el centro, así como a la flexibilización horaria. De este modo, los patios deberán acoger a varios grupos de convivencia estable sin que se establezca contacto entre los mismos, dividiendo el espacio y el tiempo (turnos) e igualmente ocurrirá en los comedores escolares.

Salones de actos, aulas de música o laboratorios podrían habilitarse para la impartición de las clases y también se plantea la posibilidad de utilizarse como espacios educativos instalaciones externas al centro, de titularidad municipal o incluso parques y zonas verdes al aire libre.

Para las entradas y salidas, se organizarán de manera escalonada si la situación del centro así lo requiriese, con el fin de evitar aglomeraciones. Además, se promoverá el transporte activo (a pie, en bicicleta) con campañas informativas, la definición de rutas escolares seguras y la instalación de mobiliario urbano complementario.

Trabajo coordinado y colaborativo

Según recomienda el Protocolo, será necesario reforzar el trabajo intersectorial a nivel local y la coordinación entre niveles de la administración, para posibilitar soluciones colaborativas y adaptadas a la realidad de cada centro educativo, que posibiliten el cumplimiento de las medidas preventivas, así como para facilitar la comunicación necesaria tanto para la gestión de los posibles casos o brotes de COVID-19, como para la atención de aquellas situaciones de mayor vulnerabilidad social.

El equipo directivo debe asegurar que la información sobre los protocolos de actuación y las medidas de prevención, higiene y promoción de la salud implantadas en los centros educativos llegan y son comprendidas por toda la comunidad educativa.

Se diseñarán e implementarán actividades de educación para la salud que incluyan las medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a la COVID-19, para hacer del alumnado un agente activo en la mejora de la salud de la comunidad educativa.

De igual modo, estas actividades se deben incluir de manera transversal en los programas y actividades de educación y promoción de la salud que ya se venían realizando en el centro educativo.