José tiene zumo en vez de sangre en sus venas. Y es que su vida ha estado ligada al mundo de la fruta. “Me salieron los dientes corriendo entre los puestos. Mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo…, todos trabajaron aquí. En mi familia contaban que todo empezó cuando esto era una plaza, y traían la fruta en carros tirados por bestias. Ni siquiera trabajaban con dinero, sino que todo se hacía con trueque”.
En la frutería de José y Alicia todo rezuma simpatía y buen rollo, algo que la pareja considera el secreto de su éxito. “Además de la excelente calidad de todos los productos, todo está hecho con mucho amor, con mucha pasión. En mi puesto hay frutas que solo encontrarás aquí. Tengo incluso a gente que solo cultiva para mí, y por ende para mis clientes”, cuenta. “No es una frutería de marketing. Me levanto todos los días a las dos y media de la mañana para dejar el puesto bonito y vender el mejor sabor”.
Este amable frutero hace degustaciones continuamente con piñas de Gáldar, mangas de Mogán y todas las frutas autóctonas que pueda imaginarse. Algo que atrae a locales y foráneos que acuden al mercado de abastos.
José recomienda que, a la hora de viajar a cualquier lugar, hay que hacer una parada, antes incluso que en un museo, en el mercado de cada ciudad, y esto lo llevan a rajatabla los numerosos turistas que diariamente pasean entre los puestos del Mercado de Vegueta y que degustan sus frutas, se maravillan con el género e incluso se hacen más de un selfie “yo creo que es el puesto de frutas más fotografiado de la ciudad”, recalca.
El puesto de José y Alicia es un auténtico festín, donde se mezclan sabores y colores. “Apuesto por la fruta buena, que tenga sabor, da igual que sea o no de temporada si está buena. Hoy tenemos una pitaya o fruta del dragón, originaria de Indonesia, que se produce en Canarias y está exquisita, cocos, piñas, limas, panchitas, mamei, mandarinas…”
José echa en falta la profesionalidad de su sector. “Fruterías hay muchas, lo que no hay son fruteros. Cada vez somos menos los que entendemos, los que conocemos la mercancía y la sabemos trabajar”, apunta.
No lo duden, si quieren descubrir un auténtico paraíso dense una vuelta por la frutería de José y Alicia.
