- Bailarán no solo el 13 de noviembre a las 19.30, sino al día siguiente (domingo 14, a la misma hora)
- Las entradas para este nuevo pase se hallan ya a la venta en la web y la taquilla del recinto del Cabildo grancanario
Las Palmas de Gran Canaria, 13 de octubre de 2021.- El Teatro Cuyás ofrecerá una segunda función del espectáculo de danza ‘Fordlandia’, el cual no solo se representará el 13 de noviembre a las 19.30, sino también el domingo 14 a la misma hora. A precios que oscilan entre los 12 y los 23 euros (más descuentos), las entradas para este nuevo pase se encuentran ya a la venta en la taquilla y la web del recinto del Cabildo grancanario.
Una de las figuras más internacionales de la danza española, Lucía Lacarra, y el bailarín y coreógrafo canadiense Matthew Golding, bailan juntos en este espectáculo que combina la música de los compositores Jóhann Johansson y Chopin y del que puede verse un avance en https://www.youtube.com/watch?v=5f9gll0lnSs.
Cuatro coreógrafos (Anna Hop, Yuri Possokhov, Juanjo Arques y Christopher Wheeldon) firman las piezas de este montaje, donde la utopía y la idea de reencuentro son protagonistas.
Las coreografías se entrelazan por medio de proyecciones audiovisuales y la narración refleja las formas de cómo nos relacionamos y de cómo nos vemos obligados a separarnos.
Directora artística en la compañía y de la escuela de ballet de Víctor Ullate desde 2018, Lucía Lacarra ha sido bailarina principal del Bayerisches Staatsballett (Ballet de la Ópera Estatal de Baviera) y ha colaborado con el Roland Petit. Además, ha interpretado papeles protagonistas en ballets de John Neumeier, John Cranko y Kenneth MacMillan.
Por su parte, el canadiense Matthew Golding estudió en Estados Unidos y en la Royal Ballet School de Londres. Como bailarín, ha estado particularmente influido por el Het Nationale Ballet en Ámsterdam, donde sigue como estrella invitada.
Según Lacarra, ‘Fordlandia’ fue “ideado antes de que la pandemia nos encerrara, fraguado en vivo en los meses de enero y febrero -de 2020-, y redondeado a distancia durante el confinamiento y con filmaciones en las playas de Zumaia (Guipúzcoa), mi tierra natal, y en los bosques de Ámsterdam, donde vive Golding”.
“En una época que también es difícil para la danza, queremos ver una luz al final del túnel y esperamos que la distancia que tenemos sea temporal y el amor que sentimos sea permanente”, añade la bailarina, para quien “cada uno tiene que descubrir por sí mismo si debe prestar atención a la realidad o al sueño, al desencanto o la esperanza”.