- El Carnaval acoge por primera vez una noche dedicada a una serie de grupos que siguiendo la senda marcada por la pionera Chirimurga del Timple cosen letras con ironía y sentido del humor
Las Palmas de Gran Canaria, domingo 13 de marzo de 2022.- Con La Chirimurga del Timple nació en 2016 un nuevo concepto de formación con carácter carnavalero. Una decena de componentes que jugaban con la idiosincrasia de la murga y el salero y coplillas de la chirigota y que marcó una senda por la que ahora transitan otros grupos. En total, cuatro pequeños grupos —entre 10 y 13 componentes han salido por formación— cuyas voces, acompañadas de instrumentos como guitarra, timple, ukelele, conga, caja o batería, según los casos, se han hecho con un recinto como el parque Santa Catalina que, en el estreno de La noche de las Chirimurgas, llenó las casi 3.500 butacas ofertadas gratuitamente para los amantes del Carnaval.
La Chirimurga del Barrio fue la encargada de romper el hielo. Sus voces, muchas procedentes del mundo de la murga, en concreto del grupo Los Chachotú, aunque también de otros grupos y procedencias corales, salieron a escena acompañadas de un disfraz de obrero, todo un personaje presentado bajo el lema “Aquí hay nivel” con el que no solo buscaron la complicidad y la sonrisa del público, sino que pretendieron trasladar en la noche de su estreno, el buen ambiente que se respira entre sus 13 integrantes.
Desde Telde para el mundo cantó La Murgota presentados como “Los Nutrioptimistas”. Este grupo que reúne a otros 13 componentes con amplio bagaje musical, muchos de ellos ya se conocían de su experiencia como Los Nietos de Sarymánchez, dejó el nivel bien alto. Algo que no extrañó con una procedencia que ya cuenta con un lugar de honor entre los grupos de Carnaval. La reacción de Santa Catalina en el que es su segundo año de vida augura un futuro más que prometedor para La Murgota.
El orden de participación, que fue del grupo más joven al más veterano, dio paso en tercer lugar a la chirimurga femenina y feminista La Chichimurga. De sus 11 integrantes una quedó en casa, una futura mamá a la que sus compañeras dedicaron su actuación. Las chicas que llevan disfrutando y haciendo disfrutar a los adeptos a la fiesta desde 2020 volvieron a meterse al público en el bolsillo en un año que aparecieron como aborígenes con el personaje “Se me fue el baifo”.
El final se reservó a la veteranía, a La Chirimurga del Timple que, con siete años pateando las calles y llenando teatros en tiempo récord, se han convertido en leyenda dentro del Carnaval grancanario. Como era de esperar, su nuevo personaje “Los que se comen el coco” levantó al parque en más de una ocasión.
En todos los casos, los grupos cantaron a la actualidad, hilaron buenas letras con sátira, ironía y sentido del humor. Recordaron temas sensibles y que tocan la fibra, pero siempre con el humor de por medio. También animaron a otros grupos a sumarse a esta experiencia que, para algunos, fue producto de la pandemia: al no poder ensayar en grupos grandes, surgieron fórmulas para seguir vinculados al Carnaval. Y sobre todo, si algo se repitió fue que el origen y la vocación de todos los componentes es volver a la calle porque, si bien el escenario es una buena idea cuando hay que evitar aglomeraciones, la esencia de estos grupos se encuentra a pie de vía disfrutando del contacto directo con la gente.
Como agradecimiento en este acto no competitivo que contó en las pausas entre actuaciones con el humor del presentador Jorge Bolaños, siempre acompañado de Ana Trabadelo, la concejala Inmaculada Medina entregó un recuerdo a cada uno de los grupos.