Ángel Víctor Torres participa en la colocación de la primera piedra del proyecto de estratopuerto para pseudosatélites de gran altitud en el Parque Tecnológico
de Fuerteventura
El presidente autonómico subraya las “inmejorables condiciones” de Canarias para el impulso al sector aeronáutico y aeroespacial “con instalaciones de primer nivel mundial”
El Parque Tecnológico de Fuerteventura ha presentado hoy, lunes 3 de octubre, varias infraestructuras de su programa Canarias Geo Innovation 2030, en el que lleva trabajando desde el año 2017 y que pretende convertir a la isla en referencia internacional dentro de la experimentación y el desarrollo de tecnologías aeroespaciales.
Entre esas actuaciones, en esta jornada se ha puesto la primera piedra de un estratopuerto que permitirá lanzar pseudosatélites a gran altitud, por encima de los veinte kilómetros. Es tecnología dotada de una gran resolución, lo que permitirá una visión global de la vida en la Tierra, desde la evolución de la biodiversidad hasta el movimiento de personas, la prevención de emergencias y cualquier otro aspecto. Además, se ha presentado el nuevo centro de control de UAV (aparatos no tripulados), que facilitará el seguimiento de drones y otros aparatos tecnológicamente avanzados.
El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, acompañado por la consejera de Economía, Conocimiento y Empleo, Elena Máñez, entre otras autoridades locales e insulares, indicó en este acto que esas nuevas instalaciones significan “un salto de calidad más en el ya potente ecosistema aeronáutico y aeroespacial con el que cuentan las islas”.
Además, Torres apuntó que el nuevo estratopuerto, prefinanciado por el Gobierno autonómico, a través de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (Aciisi) con 8,4 millones de euros, “aspira a convertirse en referencia internacional para atraer las principales iniciativas de lanzamiento, públicas y privadas, que busquen una localización cercana al ecuador de la Tierra, con condiciones meteorológicas estables durante todo el año y con seguridad física y jurídica para las inversiones, además de la existencia de un paquete de incentivos fiscales que facilitan la inversión”.
En esta misma línea, la consejera Máñez recordó que, en los últimos tres años, el Gobierno, a través de Proexca, ha intensificado los estudios, informes y acciones de promoción exterior de Canarias como destino de inversiones en el sector, “en las que se valora todo el ecosistema aeronáutico del archipiélago, desde el potencial ya consolidado del Instituto de Astrofísica de Canarias hasta las investigaciones de nuestras universidades y las iniciativas privadas, cada vez más sólidas”.
“Ahora -concluyó la titular canaria de Economía- se suman a esa lista de fortalezas las instalaciones de primer nivel del Parque Tecnológico de Fuerteventura, que se convertirán muy pronto en un polo de atracción y retención de inversiones internacionales y, sobre todo, del talento formado en las islas”.
Durante su intervención, Torres subrayó que “vivimos en la época de la ciencia, a la que se le pidió una vacuna para vencer la pandemia y la obtuvo en menos de un año, o que demostró su importancia ante el volcán de La Palma”. A su juicio, los proyectos impulsados hoy en el Parque Tecnológico de Fuerteventura suponen “un hito” gracias al trabajo combinado de científicos, empresarios y políticos.
El presidente remarcó la relevancia del Pacto por la Ciencia firmado recientemente en Canarias y de la ley estatal en ese campo, norma que reconoce y realza el trabajo de los investigadores. El presidente canario sostuvo que el Parque Tecnológico será fundamental para Fuerteventura y las islas, y lo relacionó con ejemplos como el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), del que se celebró el pasado viernes (30 de septiembre) su 30 aniversario. Torres insistió en las ventajas de las islas para convertirse en un referente mundial en la investigación y el desarrollo tecnológico, y considera que, con este tipo de apuestas, la isla majorera abre la puerta a la ciencia sin obviar que su economía está estrechamente ligada al turismo. “Este Parque majorero se engloba también en la Agenda Canaria 2030, de lucha contra el cambio climático, y traerá prosperidad a Fuerteventura, por lo que le doy mis felicitaciones a todos y a todas”, señaló.
Por su parte, el presidente del Cabildo majorero, Sergio Lloret, aseguró que el programa Canarias Geo Innovation 2030 debe consolidarse a medio y largo plazo, por lo que “su éxito solo es posible con la colaboración y cooperación generosa de todos y todas, más allá de los intereses personales o políticos”, resaltó. Lloret está convencido de que “las futuras corporaciones seguirán impulsando el programa y sus proyectos”. También recordó que este gran proyecto pionero y estratégico para Fuerteventura es el primero declarado de interés insular en Canarias.
El Perte Aeroespacial
El acto celebrado hoy contó además con la presentación del Perte Aeroespacial diseñado por el Gobierno del Estado, a cargo de su Comisionado, Miguel Belló Mora. El Perte es un instrumento que, a través de 18 líneas de actuación, prevé movilizar cerca de 4.533 millones de euros hasta 2025, con una contribución del sector público de alrededor de 2.193 millones de euros, una inversión privada de cerca de 2.340 millones y al que Canarias pretende concurrir, siempre que se abran convocatorias de participación acordes a sus capacidades.
A él pertenece, por ejemplo, el Plan Complementario de Biodiversidad, que se ha logrado captar para el Parque Tecnológico de Fuerteventura, con un importe de 23 millones de euros, de los que 12 son aportación estatal y el resto se financia desde Canarias. Este proyecto se basa precisamente en el estratopuerto del Parque Tecnológico majorero, dentro del Geo Innovation Program 2030, y en la excelente oportunidad que esa instalación brindará para enviar vehículos no tripulados a grandes altitudes, las que permitan la observación detallada de la superficie terrestre.
La apuesta por los pseudosatélites aporta además la ventaja de que, a diferencia de los satélites tradicionales, estos son recuperables una vez agotada su vida útil, por lo que se pueden volver a programar y reutilizar en nuevas tareas. Es un modelo de observación más sostenible.