Los belenes en Canarias tienen una fuerte tradición. Los primeros nacimientos comenzaron a representarse en el siglo XVIII. Iglesias, conventos y hogares de la alta burguesía del archipiélago fueron los primeros lugares en que se adoptó esta costumbre, para convertirse, poco a poco, en una entrañable práctica popular.
En esas recreaciones existían muchos anacronismos. Por aquel entonces no se paraban a pensar en lo que habría sucedido realmente, sino que mezclaban ingenuamente prácticas domésticas y agropecuarias de las islas con otras que supuestamente habían tenido lugar en la Palestina del siglo I.
Muchos belenistas han optado, por este motivo, por trasladar el escenario a un ambiente más cercano para que así el espectador se sienta identificado al ver representadas las peculiaridades autóctonas.
Entre ellos, existe un original portal de más de 200 figuras entre diferentes animales, personas y la comitiva de los Reyes Magos, que ha ido elaborando y conservando el belenista José Fernando Moreno Molina a lo largo de los últimos 40 años.
Este belén está expuesto en el Templo Parroquial de Santa María de Guía, inmueble declarado Patrimonio Histórico-Artístico. En concreto en la capilla del Calvario.
Por sugerencia de algunas personas, el autor se puso en contacto con el párroco, don Agustín Lasso Tadeo, quien amablemente ofreció el espacio. Además del propio belenista, trabajaron en la obra otras personas vinculadas a la parroquia. El autor considera un honor que este belén se encuentre bajo un artesonado de estilo mudéjar del s. XVII y rodeado de obras de Luján Pérez y otras esculturas anteriores y posteriores a este imaginero de origen guiense.
El nacimiento ocupa un espacio total de 10 metros cuadrados. Además de las figuras, en el belén forman parte del paisaje un total de 30 edificaciones de diferentes estilos arquitectónicos de la tradición grancanaria, como también de características locales de Guía de Gran Canaria como alguna mareta o un yacimiento aborigen, o distintos tipos de flora local: los dragos, palmeras e incluso cultivos como las plataneras, papayeros o tuneras con cochinillas.
Pueden contemplarse también varias edificaciones características de dicha ciudad, como El Mirador, las ermitas de San Roque y San Sebastián. Estos edificios se intercalan en ese ambiente inconfundiblemente canario, en el que detalladamente se recogen varias actividades populares: distintos juegos tradicionales como las cartas o el parchís. También se pueden ver un terrero de lucha, así como algún tenderete, y mercadillo donde los turrones no pueden faltar.
Es de resaltarse que, junto a la ermita de San Sebastián se encuentra la comitiva de los Reyes Magos, como recuerdo de una tradición navideña que está casi olvidada: “Ahí vienen los Reyes por San Sebastián…”.