- El libro Elvireta Escobio, bajo la piel de la arpillera. Conversaciones sobre Manolo Millares reivindica a la viuda de Millares como artista de valía autónoma
- La nueva publicación del escritor y periodista será presentada en el Palacete Rodríguez Quegles el próximo jueves 28 de septiembre, a las 18:00 horas
Las Palmas de Gran Canaria, 27 de septiembre de 2023.- “Uno de los mayores privilegios de los que he disfrutado en mi vida es poder decir en cada momento exactamente lo que pienso”, expresa Elvireta Escobio (La Puntilla, playa de Las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria,1932) en la introducción del nuevo libro del escritor y periodista grancanario Antonio Puente Elvireta Escobio, bajo la piel de la arpillera. Conversaciones sobre Manolo Millares, publicado por Mercurio editorial, y que será presentado el próximo jueves, 28 de septiembre, a las 18:00 horas, en el patio del Palacete Rodríguez Quegles, con la presencia de la propia viuda del artista, a punto de cumplir 92 años de edad.
Una vez desaparecidos Manolo Millares (1926 - 1972), Manuel Padorno (1933 – 2002), Alejandro Reino (1935 – 2018) y Martín Chirino (1925 – 2019), Elvireta Escobio es la única superviviente, también única mujer, de la legendaria expedición de artistas canarios a Madrid a bordo del ‘Alcántara’, en septiembre de 1955. El libro es un interesante documento que reivindica a la compañera del artista como creadora de gran valía y recoge un año de conversaciones, la mayoría celebradas en el domicilio de Escobio, en la madrileña Plaza del Ángel, a partir de su 90 cumpleaños, en la primavera de 2022, en coincidencia con el año del 50 aniversario de la muerte prematura de Millares, a sus 46 años de edad.
En la presentación que contará con la presencia del concejal de Cultura de Las Palmas de Gran Canaria, Adrián Santana, el autor desvelará cómo se gestó la que califica como “fructífera aventura”. Recordará junto a Elvireta Escobio anécdotas relacionadas con la gesta cuyo origen tuvo lugar en su casa de la calle Galileo: “Manolo y yo tuvimos que vender los muebles para poder salir”, rememora en el texto.
En el marco del acto, también Puente subrayará una máxima que se repite en el libro: la valía autónoma de la artista de la expedición. “A menudo se la ha percibido, en ese grupo, como mera consorte de Millares, cuando era una artista como todos los demás, veinteañeros todavía en ciernes, que ya había cosechado méritos como pintora en Las Palmas de Gran Canaria y que dedicará su vida futura en Madrid a la literatura, especialmente poemas, que hablan sin ambages de amor y desamor”, ha explicado el escritor.
Las conversaciones con Elvireta Escobio arrojan reflexiones íntimas: “nunca me fue fácil convivir con una persona que se tomaba la vida tan en serio”, cita Puente, entre otras, de esta pionera que ofreció una muestra individual en el Museo Canario y que ha sido una de las escasísimas mujeres integrantes del destacado grupo de pintores LADAC (Los Arqueros del Arte Contemporáneo), cofundado, entre otros, con el propio Millares, a mediados del siglo pasado.
Sobre cómo fue el tránsito de la pintura a la escritura, principalmente, a la poesía, también hablan la artista y el escritor, algo que, según ella, sucedió de un “modo natural”. La autora de los poemarios ‘De un espacio sin tiempo’ (1995) y ‘De una herencia en el tiempo’ (2017) lo es también de numerosos aforismos inéditos y muchos de ellos han sido recogidos por Antonio Puente en el apartado del libro Elvireta Escobio por Elvireta Escobio. Pensamientos.
Así, junto al núcleo central de las ‘Conversaciones’, en torno a la vida compartida con Millares, y a su propia biografía, que abarca ya más de 50 años de viudedad, y a sus aforismos inéditos hasta hoy, el libro se completa con otras tres secciones: un enjundioso prólogo del crítico Juan Manuel Bonet, donde se destaca el “arrojo y valentía” de que ha hecho siempre gala Elvireta Escobio, tanto en la vida práctica como en su dimensión de creadora, y una introducción al libro más un ensayo sobre la figura del artista —Para llegar a Manolo Millares. El arte como (imposible) redención—, de Antonio Puente. El volumen concluye con un exhaustivo Anexo Fotográfico, con varias imágenes inéditas hasta hoy, elaborado por Coro Millares, la segunda hija de Elvireta y Manolo.
Es de destacar la inclusión de algunos textos custodiados por la Fundación Juan March que recientemente han salido a la luz, se trata de palabras extraídas de las memorias de Fernando Zóbel, director fundacional del Museo de Arte Abstracto de Cuenca e íntimo amigo del matrimonio. De ellos, Puente rescata algunos fragmentos que tratan sobre la enfermedad y trágica, además de prematura, muerte del artista. Asimismo, el autor se detiene en la descripción de ambas personalidades: [Elvireta Escobio] “Es mujer de carácter fuerte e inteligente. [A Manolo Millares] Le sirve de timón. Es evidente”, expresa Zóbel en sus memorias.
En la introducción, Antonio Puente la describe como mujer de “voz contundente y veloz, enérgica, declamatoria”, asimismo asegura que “siempre ha gozado de una gran autonomía” (…) “en realidad, se sirve a sí misma de timón”. Elvireta Escobio ha superado el medio siglo de viudedad —cuatro años más de los que vivió Millares— y, según el escritor, la artista reconoce llevar la soledad, entendida como “el silencio y la paz que conlleva” como un privilegio. Asimismo, desde su declarado agnosticismo, dice no temer a la muerte: esta le merece “una triste despedida que hay que asumir, y que, acaso, es más triste para los seres queridos que se quedan”. Desde la atalaya de la edad avanzada, reconoce una cierta redención, pues esta permite “sopesar y relativizar las cosas”.
Sus orígenes fuero muy movidos. Tras nacer y pasar sus primerísimos años de vida en La Puntilla, a un extremo de su venerada playa de Las Canteras, donde su abuelo paterno —asturiano, al igual que su padre— había fundado la famosa fábrica de conservas de pescado de los Escobio, pionera en el sector en las Islas, su infancia transcurrirá primero en Vigo y luego en un internado madrileño. Meses después de retornar a Las Palmas de Gran Canaria, con tan sólo 14 años, inicia su noviazgo con Manolo Millares, seis años mayor que ella, y que, a causa de esa minoría de edad, habrá de mantener su idilio en secreto, para contraer matrimonio la friolera de siete años después, en 1953.