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La obra, cuya adaptación ha sido escrita y dirigida por Iván Álamo, atrapó y mantuvo en tensión a todo el público desde el comienzo hasta el desenlace
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La producción de la obra estaba compuesta por el alumnado del Aula de Teatro y actores profesionales de D’hoy Teatro
El arte del teatro inundó la Villa de Moya. El municipio fue conquistado por la obra de Don Juan Tenorio, una adaptación escrita y dirigida por Iván Álamo, que implicó a todo el alumnado de las Escuelas Artísticas Municipales. Ellos supieron sobreponerse a las inclemencias meteorológicas teniendo que adaptar lo inicialmente previsto.
“Las condiciones climatológicas son las que son pero nuestros actores han sabido sobreponerse y nos han brindado un grandísimo espectáculo”, resalta el alcalde, Raúl Afonso. “Esta mañana cuando fuimos a montar las luces y el sonido estaba lloviendo y ese es el motivo por el que hemos trasladado todo el espectáculo al Anfiteatro Municipal. Más allá de este inconveniente ha sido todo un éxito tanto la respuesta de la gente como la obra”, añade.
Una obra en la se implicó todo el alumnado de las Escuelas Artísticas Municipales y es que a los actores del Aula de Teatro, que este año desarrollaban papeles principales se unió el aula de viento y percusión que acompañó a la coral Chelys Odalys. Las familias también fueron pieza fundamental en la caracterización y la regiduría de la obra. Es así, como se logró involucrar y hacer partícipe a todo el mundo en la obra de Don Juan Tenorio. Más allá de los vecinos y el alumnado se contó con la producción de la compañía profesional D’hoy Teatro.
“Con actividades como así buscamos descentralizar la cultura y acercarla a todos nuestros vecinos, además de esta forma los hacemos partícipes de forma activa. Ese es el gran valor que tiene para nosotros este tipo de eventos y por ello, tratamos de potenciarlo”, apunta Octavio Suárez, concejal de Cultura, Festejos y Juventud de la Villa de Moya.
Una adaptación que tuvo variantes con respecto al año pasado, más allá del elenco de actores en el que ganaron peso los alumnos del aula de teatro. La adaptación a nivel textual fue una mezcla de prosa y verso, y la caracterización de los personajes se centró en el color burdeos, un color que representa la sangre, la pasión y el amor, aspectos intrínsecos en una obra que es un clásico de la literatura española, Don Juan Tenorio.
Una única función que se desarrolló en toda su esencia en el Anfiteatro Pico Lomito. Que atrapó al público desde el inicio hasta el desenlace final y que mostró el poder y la importancia que tiene el amor en la vida de las personas. Una forma diferente de vivir la cultura en los municipios rurales y de ver cuánto arte hay entre sus vecinos.