Según señala el presidente de la Fundación Ulysses y senior adviser de la Universidad George Washington (EE.UU), Eduardo Fayos-Solá, es importante determinar qué papel podría jugar el turismo en el marco de la posible designación de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria, con la finalidad de prever su posible impacto en dicho enclave y su entorno.
Fayos-Solá, que posee una importante experiencia en la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, advierte que los principales centros de inteligencia turística a nivel mundial apuestan “por un cambio en la mentalidad a la hora de gestionar destinos, nuevos paradigmas mentales e institucionales para el desarrollo sostenible e inclusivo de los destinos turísticos”.
El especialista se congratula que Canarias haya sido pionera hace diez años en el impulso del turismo científico con la iniciativa del turismo astronómico, “al que le queda mucho recorrido pero se ha ido asentando progresivamente en el mundo”. Según Fayos-Solá “Risco Caído puede contribuir a un discurso interesante de desarrollo, sostenibilidad y progreso utilizando el turismo como recurso”.
Según el presidente de la Fundación Ulysses, la realidad del turismo no es tan bella o excelsa como nos han pintado. “El turismo no ha hecho avanzar y al desarrollo cultural, económico y social de España, pero también ha impactado gravemente en los paradigmas culturales y en el bienestar de algunos sectores de la población introduciendo desigualdades y destruyendo al mismo tiempo formas de vida que eran legítimas”, agrega. “El viejo modelo de turismo debe ser transformado. El turismo no será la vía de progreso hacia el futuro que deseamos, sino que lo será la propia evolución de la sociedad en los campos científico tecnológico, cultural, económico, gobernanza y de ocio, la que ayude a que tengamos un turismo mejor”.
Fayos-Solá asegura “que todos los destinos turísticos tienen un ciclo de vida. En el caso de Risco Caído empezamos a pensar que alrededor de su explotación podemos crear empleo y riqueza, divulgar nuestra cultura, etcétera, pero no olvidemos que este ciclo concluye siempre igual, en la saturación y su posterior declive como destino turístico como otros tantos del mundo hemos visto. Por ello es importante tomarse la gobernanza del turismo de manera seria, responsable y proactiva”, añade.
“Lo que está en juego es la innovación porque no podemos seguir adoptando modelos turísticos del pasado. Está claro que no podemos aventurar el futuro de 2030, pero si podemos flexibilizar las respuestas a esos retos imprevisibles con instrumentos de gestión del conocimiento”, dice.
“La buena fórmula de crear políticas de gobernanza del destino turístico del área de influencia de Risco Caído y sus espacios sagrados de montaña, no es la resistencia al cambio, porque llegará de cualquier manera, sino la flexibilidad y la capacidad de adaptación, como respondió la propia sociedad aborigen que ocupó este enclave hace cientos de años. El cambio está aquí y no es solo ambiental, es social, tecnológico, científico, cultural, económico… El futuro ya no es lo que era”, admite Fayos-Solá.
En el caso de Risco Caído el especialista aconseja contemplar la realidad desde una triple dimensión: “Primero, el patrimonio es el arma cultural para entender lo que nos permite la innovación. Segundo, es la innovación y la eficiencia institucional resultante la fuente de la supervivencia y del éxito… quizás. Y tercero, el instrumento general es la gestión de conocimiento para poder ser proactivos y adelantarnos a los cambios que sabemos que llegarán tarde o temprano”.