l La filósofa ecofeminista, experta en la ética de la alimentación, ofrece una conferencia en la Casa-Museo Pérez Galdós, dentro del Proyecto ‘Tierra Removida’ que promueve el Servicio insular de Museos
l La cita es el día 7 de marzo, a las 18:00 horas, e irá seguida de la performance ‘A propósito do Vermelho’, interpretada por Acerina Amador
Las Palmas de Gran Canaria, 4 de marzo de 2024.- Ecofeminismo y justicia alimentaria. Dicho de otro modo, ¿en qué medida las mujeres pueden dar un giro copernicano en las respuestas a la crisis alimentaria mundial? Es una de las cuestiones que intentará desentrañar la filósofa Eva Pagnussatt a través de una conferencia en la Casa-Museo Pérez Galdós. La cita se enmarca en el proyecto ‘Tierra Removida’, que impulsa el Servicio de Museos del Cabildo de Gran Canaria y tendrá lugar el día 7 de marzo, a las 18:00 horas, con entrada libre y gratuita, hasta completar aforo. Después de la charla, a las 20:00 horas, Acerina Amador, bailarina y coordinadora del ciclo, interpretará la pieza artística ‘A propósito do Vermelho’, sobre el autoritarismo a través del cuerpo.
La alimentación se encuentra hoy en el foco de la atención mundial. Eva Pagnussatt, filósofa y ecofeminista, se ha especializado en la llamada Ética de la Alimentación, una disciplina, aún en construcción y fundamentación desde el punto de vista académico, pero que, sin embargo, es un reclamo casi urgente precisamente por la inquietante deriva del sistema alimentario global. “La Ética de la Alimentación tiene al menos dos aspectos fundamentales, que se basan en reconocer y garantizar el derecho a la alimentación”, explica la experta. “De un lado, aspira a ser un instrumento de análisis, supervisión y evaluación de la actividad agroalimentaria en toda su cadena, desde la producción hasta su consumo final. Y, de otro lado, fomenta el desarrollo de prácticas y estrategias que nos permitan transitar de un modelo tóxico, ecocida, injusto e insostenible hacia paradigmas que respeten la vida y los ecosistemas, la dignidad y sabiduría de nuestras campesinas y campesinos, la salud del planeta y la de los humanos, junto con el bienestar de nuestros animales”.
“El enfoque ecofeminista”, continúa desarrollando Pagnussatt, “nos permite tomar en consideración todas las violencias patriarcales entrecruzadas en este complejo fenómeno de la alimentación: violencia hacia la naturaleza, violencia hacia las mujeres y los campesinos más pobres y violencia hacia los animales”.
Las amenazas de la industria alimentaria
La pensadora define el actual sistema industrial de producción y distribución de alimentos como “un modelo tóxico”, lo que implica una enumeración de amenazas que es necesario combatir, en su caso, desde un enfoque ecofeminista. “La toxicidad del sistema alimentario surge de un principio equivocado: producir a menor costo dará mayores beneficios. Esta atractiva y sencilla fórmula del libre mercado es tramposa, pues las prácticas agroalimentarias que se implementan en la producción para ahorrar costos los pagan en toxicidad los consumidores finales, las y los campesinos, los países empobrecidos y el planeta, pero, eso sí, da mayores beneficios a las todopoderosas corporaciones agroalimentarias, que, en definitiva, no cultivan alimentos, sino beneficios”.
En este sentido, la propuesta de la soberanía alimentaria nació como una reivindicación de los movimientos campesinos, y ha sido liderada mayoritariamente por mujeres indígenas y campesinas de todo el mundo. Recoge los principios de respeto al derecho de las culturas y los pueblos a decidir qué producir, para quién, y cómo producir esos alimentos, comer alimentos adecuados culturalmente, que se respete el principio de igualdad en los derechos de acceso y propiedad de la tierra en mujeres campesinas, que se reconozca la sabiduría y aportación de las mujeres como sujetos activos de su comunidad y que la forma de producir sus alimentos sea ecológica y no esté sujeta a la especulación bursátil, enumera Pagnussatt.
“El paradigma de la soberanía alimentaria reúne todos los criterios mínimos de la Ética de la Alimentación. Protege los derechos de los pueblos sobre la gestión de sus recursos y prácticas alimentarias, equilibra las relaciones de comercio internacional en intercambios justos y dignos, conserva y mejora los ecosistemas agroalimentarios y naturales al incorporar prácticas agroecológicas, reconoce y valora los conocimientos y saberes de las mujeres campesinas sobre la gestión alimentaria y las economías de sus comunidades, considera la alimentación como un derecho humano fundamental que debe ser respetado y el alimento como un bien común, antepone el principio de precaución ante los avances de la biotecnología y defiende los hábitos saludables y nutritivos de alimentos locales, de temporada y cercanos”, continúa explicando la filósofa. La Soberanía Alimentaria es, por tanto, la apuesta fuerte para lograr la transformación del panorama alimentario y la aplicación de la Ética Alimentaria en las políticas y prácticas de alimentación del presente y del futuro.
El legado de Vandana Shiva
Las propuestas de Eva Pagnussatt encuentran inspiración en el enfoque ecofeminista de la filósofa india Vandana Shiva, activista por los derechos humanos que todavía hoy sigue vigente en sus publicaciones y en sus luchas. “Como pensadora es una mujer que ha presentado un pensamiento profundo y valiente en un entorno cultural muy patriarcal, pero que ha traspasado fronteras, puesto que ha sido mundialmente reconocida con numerosos premios de prestigio. Desde su ecofeminismo holístico propone recuperar esa reconexión con la Naturaleza como principio femenino creativo, y no como mero sustrato productivo”.
Sus aportaciones al campo de la ética y la política alimentaria son muy relevantes, reconociendo el papel de la mujer en la producción, conservación y transformación de los alimentos. “Ellas representan y actualizan las culturas alimentarias de los pueblos y son las protagonistas en la transición agroecológica de sus comunidades. En el campo del activismo, ha sido capaz de movilizar a millones de personas para luchar por los derechos alimentarios, contra la biopiratería y la marginación de la mujer, contra el expolio y la pobreza rural de los pueblos en India y en otros lugares del planeta y nos ha servido para una visión más completa y dinámica al denunciar el complejo global de la agroindustria”, añade.
Experimentadora agrorural
Pagnussatt es, en la actualidad, profesora, filósofa y experimentadora agrorural. La divulgadora aclara que “este último concepto no es más que un término que acuñé para intentar definir mi relación directa con la agricultura en este momento, puesto que tengo un terreno en el que estoy experimentando el cultivo de hortalizas, árboles frutales, plantas aromáticas y ornamentales”.
Cuando se le solicita que cite algún ejemplo de modelos ya en funcionamiento que representen un ejemplo de éxito de un sistema alimentario justo y sostenible, sale a relucir la investigación de su tesis doctoral inspirada en iniciativas de Cuba e India, como sistemas agroalimentarios con enfoques alternativos al modelo agroindustrial dominante. “En ellos se han implementado políticas alimentarias más sostenibles y con enfoques de justicia social, sin embargo, están lejos de ser perfectos o de considerarse exitosos. En el caso de Cuba, a pesar de haber adoptado políticas alimentarias ecológicas desde hace años e impedir el dominio de las grandes corporaciones agroindustriales, sabemos que tanto el embargo comercial externo como el interno no permiten un acceso regular y sostenido a la alimentación a su población, generando mucho sufrimiento y escasez. El caso de India, al ser un país de dimensiones casi continentales con una población de casi 1.500 millones de personas, es muy difícil gestionar una producción alimentaria justa y sostenible, pero también han implementado políticas éticas hacia los animales, prohibición de la especulación bursátil de los alimentos, y han adoptado leyes de precaución hacia la biopiratería y patentes alimentarias”.
Un caso muy singular que cita Pagnussatt y que podría suponer un modelo de estudio interesante es Bután, que ya reconoce una producción alimentaria 100% ecológica en su país y que también basa su economía en el paradigma de la “felicidad interior bruta”, un modelo alternativo al capitalista dominante que rige nuestras economías europeas.
Sobre Eva Pagnussatt
Filósofa, ecofeminista y defensora de la Naturaleza, con una trayectoria interdisciplinar que combina la Filosofía, la ecología y la crítica feminista, Eva Pagnussatt ha trabajado temas de justicia, paz, derechos humanos, ecología, feminismo, filosofía y bioética. Licenciada en Filosofía, se ha especializado durante su doctorado en Bioderecho y Bioética, en la línea de investigación de Éticas Aplicadas, en la Ética de la Alimentación, analizando las sombras del sistema agroalimentario mundial y explorando propuestas de modelos que puedan garantizar los principios éticos de un sistema alimentario justo, sostenible y saludable para todos, haciendo un especial énfasis en la propuesta de la soberanía alimentaria desde un enfoque ecofeminista de la mano de la filósofa Vandana Shiva.