- El historiador presenta en la Casa de Colón el día 20 de febrero, a las 19:00 horas, su último libro editado por el Cabildo en el que fija la importancia capital que tuvo el puerto de Las Isletas en la ruta de las expediciones al Nuevo Mundo
Las Palmas de Gran Canaria, 17 de febrero de 2025.- Casi 60 años después de la gesta de la conquista americana de Cristóbal Colón, la isla de Gran Canaria y su Puerto de Las Isletas prosiguió ejerciendo, al margen del monopolio sevillano de la Casa de la Contratación durante parte del siglo XVI, como escenario estratégico de obligado paso en la travesía de las numerosas expediciones de conquista y de poblamiento que transitarían la ruta abierta por el almirante para llegar a las Indias castellanas.
El Departamento de Ediciones de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario acaba de publicar la última aportación del historiador grancanario Manuel Lobo, ‘Conquistadores y exploradores de Indias en Gran Canaria. Siglo XVI’, en cuyas páginas profundiza en aquellas expediciones que pasaron por la isla con el propósito de avituallarse o embarcar, antes de emprender el camino del Nuevo Mundo, a futuros pobladores, esclavos y conquistadores. El nuevo título de Lobo será presentado el día 20 de febrero, a las 19:00 horas, en la Casa de Colón, en un acto en el que el ilustre historiador y Académico Correspondiente de las Reales Académicas de la Historia, de la Academia Sevillana de Buenas Letras y de la Academia Portuguesa de la Historia, se acompañará de la exdirectora del mencionado museo americanista, Elena Acosta, así como de la actual responsable, Carmen Gloria Rodríguez.
La situación privilegiada del archipiélago canario dentro de la ruta que enlazaba Europa con África y América señala a Gran Canaria como puerto base para proseguir abasteciendo a las flotas que partían a las Indias. En el siglo XVI no hubo expedición ni flota que no recalara en el Puerto de Las Isletas antes de iniciar la singladura atlántica, tal como refleja la amplia documentación consultada por Manuel Lobo en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas para elaborar este volumen de más de un centenar de páginas cuyo índice su autor divide en tres capítulos referidos a las expediciones acometidas por Pedro de Mendoza, Pedro Menéndez de Avilés y Diego Hernández de Serpa.
Desde Juan de la Cosa, que se enroló en 1499 como piloto y cartógrafo, a Nicolás de Ovando, que en 1502 partió con una enorme expedición con 32 embarcaciones (siendo la flota de embarcaciones más grande con destino hacia el continente americano con cerca de 2.500 personas a bordo gran parte de los cuales iban como colonizadores), pasando por la expedición de 1513 que llevaba por destino Panamá comandada por Pedro Arias Dávila, gobernador de Castilla del Oro, que llevó a América los primeros plantones de plataneras que
fueron tomados de la huerta de los franciscanos de Las Palmas, o la de Alvar Núñez Cabeza de
Vaca de 1540, que llevaba por destino el Río de la Plata, Francisco de Orellana de 1545, la de Pedro la Gasca de 1546, junto con las Mencía Calderón que hace escala en el puerto de Gran Canaria en 1550 y la de Jaime Rasqui en 1559, Manuel Lobo avanza en su libro curiosos datos de los frecuentes enrolamientos de habitantes de Gran Canaria que se embarcan en expediciones de conquista y de poblamiento del Nuevo Mundo.
“Del mismo modo que Gran Canaria fue testigo del paso de tantas expediciones por sus costas, también fue plaza singular en el abastecimiento y escala de las flotas de Indias, a partir del momento en que Felipe II establece que ningún navío pudiera salir de los puertos españoles”, explica Lobo en la introducción de ‘Conquistadores y exploradores de Indias en Gran Canaria. Siglo XVI’. “Desde 1566, fecha de la creación del juez de registro en Gran Canaria, hay noticias de la presencia de las flotas de Indias en la isla, que son aprovechadas por muchos vecinos para enrolarse en ellas”.
Las naves se proveen de caldos isleños para comerciar en las Indias, agua, alimentos, animales, material bélico, leña y esclavos procedentes de Guinea para ayudar a la conformación de los nuevos lugares, y las expediciones, tanto de conquista como de poblamiento que se organizan en la isla de Gran Canaria, se plantean a instancia del propio monarca, o a propuesta del Consejo de Indias o de la Casa de la Contratación. Fue el caso de la expedición organizada en Gran Canaria de los hermanos Bartolomé y García de Múxica en 1534, quienes solicitan a distintos vecinos de la isla que vayan en su compañía, enrolándose en la misma artesanos, clérigos y simples labradores como el herrero Antón Martín, vecino de Telde, Pedro Mayor, vecino de la misma ciudad, Gonzalo Yanes, clérigo presbítero el portugués Domingo Fernández y otros pasajeros.
Según explica Lobo, “desde el año 1556 se proscribió el uso oficial de los términos conquista
y conquistador, que fueron reemplazados por poblamiento y poblador. De ahí que a partir de aquellas fechas y en lo sucesivo, se postuló el abandono de la conquista armada a favor de un
sistema de expansión pacífica basado en el establecimiento de poblaciones, razón por la cual ahora dichas expediciones llevaban por objeto descubrir y poblar”.
Manuel Lobo Cabrera desarrolla desde los años setenta del pasado siglo su actividad docente
hasta alcanzar en 1990 la categoría de Catedrático de Universidad por las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna, actividad que compatibiliza con su proyección como investigador y como gestor. Fruto de la investigación ha publicado más de treinta títulos, propios y en colaboración, así como más de 250 artículos y ponencias de variada temática relacionada con Canarias y el Atlántico en sus aspectos económicos, sociales y culturales.
En la gestión ha sido vicerrector de Campus de la Universidad de La Laguna, vicerrector de Investigación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y rector de esta última entre 1998 y 2007. Asimismo, tiene en su haber 6 sexenios de investigación evaluados por agencia nacional y es actualmente director de la Revista Anuario de Estudios Atlánticos que edita la Casa de Colón.