Domingo, 02 Marzo 2025 23:56

Firgas se zampa miles de kilos de los mejores quesos europeos

 

  • La Feria Europea del Queso, celebrada en la Villa durante todo el fin de semana, volvió a batir récord de participación y venta de cuajo con la asistencia de más de 35.000 personas y el reparto de 5.000 kilos de producto

 

  • Los consumidores, locales y turistas, no dieron respiro a las queserías, que agotaron sus existencias en muy pocas horas

 

La turofilia se despertó en Firgas este fin de semana. Lo visto en la Villa durante la Feria Europea hizo honor a este nuevo término que tan de moda se ha puesto para calificar a los adictos al queso. La cita con los mejores y sabrosos cuajos del continente superó, una edición más, todas las expectativas. Y, como si de una competición deportiva se tratase, rompió todas las marcas. Más de 35.000 personas salivaron durante las dos jornadas de Feria con los sabores y matices de los quesos europeos que se exhibieron en el medio centenar de expositores ubicados en pleno corazón del municipio. 

La lluvia prevista para este domingo, que sorprendió durante la jornada y obligó a adelantar algo la clausura, no impidió que los 5.000 kilos de queso que se despacharon convirtieran a Firgas en un verdadero mercado de abastos. La octava edición de este evento, organizado por la Mancomunidad del Norte en colaboración con el Ayuntamiento anfitrión, dejó patente que Gran Canaria sabe a queso, no sólo a los de piel de pimentón o gofio, sino también a mozzarella, a los recubiertos con manteca de cerdo o romero y a los portugueses que se asemejan a los de Flor, entre otros muchos. 

Si Firgas tiene una parada ineludible es la Plaza de San Roque, desde donde se contempla una de las vistas más sublimes del norte de la isla y en la que este pasado sábado y domingo se organizó una Feria que volvió a demostrar la proyección internacional del queso, sobre todo del canario. Los asistentes entraron casi en avalancha el primer día de la fiesta y recorrieron el recinto de aquí para allá cargados con “cartuchos”, moviendo bien la mandíbula. “Aquí hay que venir con la barriga vacía y con ganas de probar”, no dudaba en reconocer Rafael, “un fijo” de este evento al que no le importó tardar “más de la cuenta” en llegar al municipio y “aparcar un poco lejos”. Mereció la pena recorrer la distancia porque, acompañado de su hija, llenó su bolsa con una buena cuña de Los Castañeros, uno de sus quesos habituales, pero también de todo un descubrimiento para esta familia moganera: “una rica burrata italiana con infusión de trufa”.

El sabor italiano a esta Feria llegó desde Gran Canaria de la mano de Paolí Mozzarella, que fusiona la tradicional quesería italiana con el sabor de la leche de vaca canaria. Llevar al paladar sus productos no es tarea sencilla a no ser por su adquisición “bajo pedido”, en algunas ferias o como parte de la carta de una decena de restaurantes de la isla. El amor por darle forma al queso le viene a Simone Paolella, su propietario, de una herencia familiar que atesora más de un siglo creando verdaderas joyas lácteas en el país transalpino. “El salto al Archipiélago ha sido todo un reto con el añadido de utilizar como ingrediente protagonista la leche de las vacas canarias”, indicó. Con el negocio son “relativamente nuevos”, ya que hace tres años que elaboran unas mozzarellas o requesones que sorprenden, incluso, a los propios napolitanos residentes como Piero. “Ni en Italia he comido una búfala tan buena”, aseguraba este asistente a la Feria a la vez que revelaba, casi como secreto de estado, que la mejor forma de disfrutarla es “con un buen pesto”.

Los menos previsores se quedaron sin poder adquirir o probar algunos de los quesos de las 38 explotaciones que acudieron a esta cita, que también contó con el apoyo del Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno regional. Y es que el domingo algunos de los artesanos llegados de otros puntos del país se vieron obligados a cerrar sus expositores al haber liquidado todas sus existencias. “Aquí, o vienes el sábado, o te quedas mirando para el techo”, bromeaba Josefa, que sus más de 80 años no le impidieron asistir a una Feria que estuvo amenizada por la música de Los Paperos, Jaleo e Idel El Mulatico. Esta vecina de Jinámar admitía ignorar el significado del moderno término turofilia, aunque al descubrirlo confesaba ser “una turófila hasta la coronilla”, sobre todo del queso tierno, que le “viene bien para sus huesitos”. 

La Feria Europea, que también vio desfilar por sus pasillos a políticos, autoridades, cocineros y críticos gastronómicos, mostró a Josefa todo un mundo quesero desconocido para ella porque, según indicaba entre risas, “el queso amarillo del sándwich ya no se lleva”. Así, aunque pudiera parecer que en este sector ya no hay lugar para sorprender a las papilas gustativas, la oferta cubrió la demanda en cuanto a sabores, aromas, formas y texturas. Se pudieron probar cuajos con regusto a tuno indio como los de la quesería grancanaria Tasartesano, que acudió con más de un centenar de kilos; otros con forma cuadrada y anaranjados llegados desde Mahón; también el ya habitual en este evento pastís de mató, un queso catalán tipo flan elaborado con leche de cabra payoya; o la golosina del queso de flor de Portugal, algo más dulce que el de Guía. De este modo, y como embajadores de Canarias, hubo muestras de todas las Islas, salvo Fuerteventura. Y, además de Italia y Portugal, también se exhibieron quesos de Cataluña, Castilla y León, País Vasco, Baleares, Extremadura y Andalucía.

La mayoría de los vendedores, conocedores del éxito de las anteriores ediciones, eran repetidores. Aunque, algunas queserías, “al ser pequeñas”, no puedieron traer grandes cantidades de queso. Con todo, ya lo vaticinaban y “no es osado decir que este fin de semana Firgas ha sido capital continental del queso”, celebraba el alcalde, Alexis Henríquez, acompañado del presidente de la Mancomunidad del Norte, Teodoro Sosa. Precisamente, en estos días de Feria, el municipio ha visto “cómo se multiplicaba casi por cuatro su población gracias a turistas y locales” y esto no sólo ha beneficiado a Firgas, “también al resto de la comarca y a la isla”, manifestaba. 

Algunos iban sólo por curiosear, pero finalmente abandonaron la Feria con las manos repletas. Fue el caso de Germán, el dueño de un pequeño bar en Valleseco, que llenó sus bolsas con verduras de kilómetro 0 “para sus potajes de berros y un buen pedazo de queso porque sin él no saben igual”. Este hostelero defendía que, del mismo modo que a su sector, “hay que apoyar a las maestras y maestros queseros de la isla que trabajan para sostener un oficio que nos da de comer en todos los sentidos”. Y añadía que él, de primera mano, conoce el sacrifico que implica dedicarse al campo, ya que “también tiene un pequeño huerto en el que recoge sus papas y naranjas”. 

Pero si, al contrario que a este ciudadano, a algún amante del queso se le escapaban los secretos de este trabajo artesanal, pudieron ahondar en ellos gracias a las catas impartidas por expertos en las que se terminó de conquistar a los paladares más contenidos con quesos de leche de vaca, cabra, oveja o mezcla; curados, semicurados y frescos; de ganado trashumante o de establo; y reconocidos en numerosos certámenes como los World Cheese Award.

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