Gran Canaria, 15 de diciembre de 2025.- La campaña de protección de los pollos de pardela, liderada por el Cabildo de Gran Canaria a través del Servicio de Medio Ambiente, en coordinación con la Asociación Naturaleza al Rescate y con la participación activa de ayuntamientos, empresas, cuerpos de seguridad y ciudadanía, ha logrado por primera vez en años una reducción drástica en las caídas de pollos desorientados por la iluminación artificial. Este éxito representa un avance histórico en la conservación de una especie protegida, cuya supervivencia se ve comprometida cada temporada por el impacto de la luz inadecuada en zonas cercanas a sus colonias de cría.
Como resultado 389 pardelas fueron rescatadas por la Asociación Naturaleza al Rescate, gracias a una alianza sin precedentes entre el Cabildo, más de 30 voluntarios aglutinados en la asociación y un amplio tejido de colaboradores: ayuntamientos, empresas privadas,
hoteles, puertos, la Policía Local, la Guardia Civil, Policía Canaria, el Servicio de Carreteras y la ciudadanía. Cada actor ha aportado soluciones concretas y coordinadas, demostrando que la protección de la biodiversidad es una responsabilidad compartida.
Entre las acciones más destacadas se encuentra la modificación proactiva de sistemas de iluminación en puntos críticos. El Servicio de Carreteras apagó farolas en rotondas y redujo la intensidad lumínica en tramos sensibles. Además, varios ayuntamientos de la isla implementaron apagados selectivos y ajustes en focos y zonas iluminadas, adaptando su gestión a los ciclos biológicos de las aves. Estas medidas, sencillas pero eficaces, han tenido un impacto inmediato y medible.
Un caso de referencia es el del Puerto de Las Nieves, Agaete, donde Puertos Canarios y la empresa Fred Olsen actuaron de forma ejemplar apagando luminarias o sustituyendolas por modelos cálidos, bien orientados y de bajo impacto ecológico, logrando una reducción significativa en las caídas de pardelas. Este modelo refuerza el mensaje central de la campaña de iluminar de forma inteligente, segura y respetuosa con la naturaleza.
Paralelamente, Naturaleza al Rescate ha desarrollado una intensa labor divulgativa, con charlas y talleres sobre contaminación lumínica y su efecto en la biodiversidad, dirigidos a colectivos, colegios, asociaciones y administraciones locales. El 6 de octubre, en un acto pionero de cooperación interinstitucional, la asociación organizó, junto al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, un curso de prevención de la contaminación lumínica, ofrecido tanto de forma presencial como online, y dirigido a técnicos, estudiantes y público general, abriendo nuevas vías de colaboración entre ciencia, administración y sociedad civil.
La asociación insiste en que la solución definitiva no es el apagado puntual, sino una transformación estructural de los sistemas de iluminación: priorizar luces cálidas (temperatura de color por debajo de 2700 K), evitar las luces blancas de alta temperatura de color (especialmente las LED > 3000 K), y garantizar que la emisión sea estrictamente hacia el suelo. Donde estas prácticas ya se aplican, como en La Palma o en zonas certificadas Starlight, las caídas de pardelas se han reducido de forma sostenida.
Además, la campaña incluyó una estrategia de comunicación y sensibilización dirigida a residentes y visitantes impulsada por Naturaleza al Rescate. Se emitieron cuñas radiofónicas en español, inglés y alemán en emisoras locales, con mensajes claros sobre los riesgos de la contaminación lumínica para las pardelas y recomendaciones para la temporada crítica (julio–noviembre). Diseñada con un enfoque inclusivo y turísticamente consciente, la iniciativa contó con el respaldo de múltiples medios de comunicación, que amplificaron su alcance y reforzaron su impacto en toda la sociedad canaria.
Este logro, que trasciende lo ecológico, pone de relieve el poder de la acción colectiva, la ciencia aplicada y el compromiso institucional. Naturaleza al Rescate reivindica que con voluntad política, sensibilización ciudadana y buenas prácticas técnicas, es posible construir una isla más segura, tanto para las personas como para la naturaleza que la habita.