- La cantante cubana se sube el día 31 de agosto al escenario de la 30º edición del Encuentro de Música Teresa de Bolívar de Teror
Las Palmas de Gran Canaria, 24 de agosto de 2018.- Dicen que del Oriente de Cuba la cantante Mayelín posee la exquisita personalidad y belleza criolla, de África, la fuerza, el misterio y la calma que esconde el fuego que alumbra la verdad, de América, la sangre india que corre por sus venas y la herencia taína de los primeros pobladores cubanos y, de Europa, sus deseos de descubrir nuevas formas. Con Mayelín vuelve el encanto cosmopolita de las grandes divas cubanas.
La artista, que el día 31 de agosto presenta en la Plaza de Sintes de Teror, en el marco de la 30º edición del Encuentro de Música Teresa de Bolívar que impulsa el Cabildo grancanario, su nuevo trabajo denominado ‘De Cuba traigo un cantar’, lleva desde hace 17 años residiendo en Canarias. “Mi primera visita e estas islas maravillosas se produjo en 1998, a raíz de la grabación de mi primer disco en solitario con la compañía Manzana. Antes del lanzamiento de este álbum que se tituló ‘Mayelín’, la compañía discográfica realizó un amplio trabajo promocional en 1999 a través de TVE a nivel nacional y en Canarias, que incluyó un vídeo de una actuación en directo en el teatro Karl Mark de La Habana y, posteriormente, un tema acompañada por Los Sabandeños y la orquesta cubana de Manolito Simonet. Fueron grandes éxitos. Destaco que Canarias es un sitio especial por la hermosura de su tierra y de su gente, además están los estrechos lazos históricos culturales con mi país de origen; soy también isleña, tenemos bastante en común, tengo muchos amigos aquí y el público es maravilloso. Son buenas razones para sentirse como en casa”, señala la cantante.
Esa noche compartirá cartel con Martirio. Mayelín se acompañará en su actuación de una banda integrada por Jorge Antonio Vázquez, Elio Rodnell Bignotte, Oscar Francisco Herrera, Fernando J. Murga, Pablo González, Luis Israel Rivero, Moisés Alberto Padrón y Ruyman Andrés González. Su repertorio incluirá grandes obras del patrimonio cultural de la música popular cubana y composiciones del repertorio propio de la artista. Confiesa que se reconoce como una artista que lleva por el mundo el sentimiento y el alma de la música cubana: “Mi estilo cubano mezcla tradición y modernidad, esto se nota en la forma de interpretar, en los arreglos musicales, en el baile y en general en el desempeño en la escena. Defiendo la calidad y elegancia de la música de Cuba”, explica.
Fusión cultural
Mayelín estima que las músicas del mundo tienen una estrecha relación: “La historia de cada país, la colonización, la emigración, etcétra, son hechos determinantes en la formación cultural de toda nación. La música cubana es un claro ejemplo de ello, y sus principales influencias las contemplamos en los ritmos españoles, africanos, franceses y, más adelante, algunos estilos de la música norteamericana, principalmente el jazz”.
Asegura que se ha nutrido y admirado de infinidad de artistas, aunque destaca que se empeña en escuchar, disfrutar y aprender del mejor, “del artista realmente auténtico que pone su marca para siempre. Muchos autores y compositores han influido en mi carrera, algunos de los más importantes son Sindo Garay, Manuel Corona, Miguel Matamoros, Ignacio Piñeiro, Ernesto Lecuona, César Portillo de La Luz, José Antonio Méndez, Silvio o Pablo, entre otros. Además, puedo citar a otros compositores de otros países como Agustín Lara, Aznavour, Harold Arlen… y a otros cubanos como Osvaldo Farrés, Armando Oréfiche, José Dolores Quiñones, entre muchos más, que a pesar de haber aportado una obra de gran altitud, no se les recuerda como merecen. De ellos también incorporo obras en mi repertorio”, agrega.
Precisamente sobre sobre Armando Oréfiche, nacido en La Habana y uno de los grandes, lamentablemente olvidados en su país natal, Mayelín recuerda una anécdota que coincide con su llegada a Canarias. “Este excelente pianista, compositor y director de la orquesta Lecuona Cuban Boys, fue un auténtico embajador de la música cubana. Este gran artista vivió años en Gran Canaria hasta su fallecimiento en noviembre del año 2000 en el hospital Negrín de Las Palmas de Gran Canaria. Esto ocurrió prácticamente cuando empezábamos de lleno nuestra actividad en Canarias. En ese momento no sabíamos que Oréfiche aún vivía, y menos aún imaginábamos su lugar de residencia, entonces tan cercano al nuestro; de haberlo sabido le hubiésemos visitado. Cuánto lo lamentamos, aunque esta deuda como mejor podemos saldarla es homenajeándolo interpretando parte de su admirable música”.
Mayelín asegura que el mestizaje cultural en la música es muy positivo. “Es parte de nuestra labor, a través de la música, promover y potenciar el mestizaje entre nuestros pueblos, es lo que en verdad enriquece las culturas”, advierte. “Todos mis proyectos musicales tienen marcado mensaje cultural”.
La dura colonización española
La cantante cubana señala que “escucho todos los géneros de la música cubana, e interpreto casi todos, disfruto de igual forma cantando una rumba o un bolero, todo ello forma parte de mi herencia cultural. Es una pena que la dureza de la colonización española motivó que no quedaran apenas rastros de la cultura aborigen cubana”, lamenta. “Por suerte grandes compositores cubanos hicieron monumentales canciones inspiradas en dicha raza aborigen, por ejemplo ‘Siboney’ de Lecuona o ‘Guarina’, de Sindo Garay. Un dato curioso es que Sindo se consideraba a si mismo descendiente de los indios cubanos, de hecho puso a todos sus hijos nombres aborígenes cubanos. Yo misma, en parte me siento india cubana por mi herencia paternal y maternal. Creo que algo de sangre taína de los primeros pobladores de Cuba corre por mis venas”.
Mayelín otorga un alto grado de importancia al texto de las canciones. “Esto también lo escojo con cuidado cuando interpreto música bailable. En estos casos me preocupo no solo porque la letra no sea soez, sino también porque exprese un mensaje cultural. Por ejemplo, el famoso pregón cubano ‘El manisero’ evoca al vendedor callejero de maní, o de frutas, un personaje muy popular característico en Cuba. Recuerdo otro suceso al respecto, se trata de una ocasión en la que canté un antigua rumba que había interpretado Celia al comienzo de su carrera con la Sonora Matancera, donde el estribillo solo decía ¡Saoco en la tumbadora, Azarorí en el Omelé… y se me pusieron los pelos de punta mientras improvisaba al compás de este estribillo. Esto pasó porque este sencillo texto acompañado de una música cargada de embrujo y repetitiva como un mantra, evocaba la imagen ancestral del negro tamborero en Cuba, la presencia de la negritud en la música cubana. También amo la belleza de la poesía en los boleros, en las canciones de la trova tradicional cubana, me encanta su manera de describir a la mujer y expresar el amor por ella. Con esta música se enamoraron mis padres, mi abuelo materno cantaba trova tradicional cubana, todo esto es para mí una cuestión de identidad, de raíz profunda. Además en mis inicios también canté muchas canciones de Silvio y Pablo. En resumen, para mí es de sumo interés la letra de las canciones”.