- Nominado al Goya por historias de películas como ‘La niña de tus ojos’ o ‘Los años bárbaros’ y series de televisión como ‘El príncipe’ o ‘Tiempos de guerra’, ofrece el día 6 de noviembre, a las 19.30 horas, una conferencia en Gran Canaria Espacio Digital
Las Palmas de Gran Canaria, 2 de noviembre de 2018.- ¿Cómo hay que escribir un guion que emocione? ¿Cuáles son las claves que debe contener una historia que garantice un éxito cinematográfico? El periodista, dramaturgo y guionista de películas como ‘Los años bárbaros’ o de series tan populares de televisión como ‘¿Hay alguien ahí?’, Carlos López, avanzará algunas de las formalidades que debemos cumplir para lograrlo en la conferencia que pronunciará el día 6 de noviembre, a las 19.30 horas, en Gran Canaria Espacio Digital (calle Cádiz, 34).
Planteada como una masterclass que lleva por título ‘Los guiones que emocionan’, el guionista madrileño de 56 años, uno de los más reputados guionistas actuales de la televisión nacional, explicará al público (entrada libre hasta completar aforo) cómo tiene lugar el proceso de elaboración de un guion en la mente de la primera persona que imagina la película o la serie. Enfrentado a la pantalla en blanco inventa historias increíbles y las cuenta como si fueran verdad. Nadie sabe de dónde vienen las ideas, cuáles son las que de verdad funcionan, nunca se aprende a contarlas porque cada una es diferente. Y lo más difícil: conseguir que esa mentira consiga emocionar al espectador.
Nominado al Goya por películas como ‘La niña de tus ojos’, ‘Horas de luz’ o ‘Los años bárbaros’ y Premio Ondas a la Mejor Miniserie por ‘11-M’, tiene una dilatada carrera de más de 25 años como guionista en filmes y series de televisión: Desde ‘Los años bárbaros’, de Fernando Colomo, ‘La niña de tus ojos’, de Fernando Trueba, ‘Besos para todos’, de Jaime Chávarri u ‘Horas de luz’, de Manolo Matji, a programas como ‘Las noticias del guiñol’ y series como ‘Turno de oficio’, ‘Hay alguien ahí’, ‘El príncipe’, ‘Ángel o Demonio’, ‘Mujeres’, ‘La embajada’ o ‘Tiempos de Guerra’, entre otras. Su último trabajo emitido hasta el momento es precisamente esta serie, de la que fue coordinador de guion.
López, que actualmente escribe en la serie ‘Hache’, de Netflix, y prepara otros proyectos para diversas plataformas, codirige la revista ‘Academia’, editada por la Academia de Cine y trabaja como periodista en los diarios El Sol, El País y la revista La Esfera. Además de guionista firmó la producción ejecutiva de la miniserie 11-M y como profesor ha impartido clases en la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid, la Fundación para la Investigación Audiovisual de Valencia, el Instituto Cervantes y la asociación de guionistas Autores Literarios de Medios Audiovisuales.
Un estudio realizado hace varios años por la asociación de guionistas DAMA, la entidad de gestión de los derechos de los autores del audiovisual, descubrió que sólo uno de cada cinco guionistas vive exclusivamente en España de ese trabajo. López explica que cuando un productor da luz verde al guion de una serie “existe miedo por ambas partes al fracaso de la audiencia masiva que necesitas para sobrevivir, porque la ficción es un producto muy costoso. En mi experiencia, las cadenas suelen defender más las propuestas para toda clase de público y los productores suelen apostar por una diana más concreta, pero no siempre es así. Las buenas series siempre son el resultado de una larga discusión entre guionistas y productores”. DAMA está formada en la actualidad por más de 900 socios y gestiona un repertorio de más de 500.000 obras audiovisuales de ficción de autores de España, Reino Unido, Australia, Japón, México, Colombia, Argentina, Canadá, Francia, etc.
El guionista madrileño estima que con los nuevos modos de consumo de televisión impuestos por las plataformas “hay que estar mucho más diligente. Son mucho más frecuentes los cliffhangers, la continuidad... ahora se nos exige a los guionistas más pico de interés", agrega. “Nadie sabe cuál es la fórmula del éxito. Y hacer una serie que guste a cuatro millones de personas como ‘Tiempos de guerra’ no me parece precisamente fácil”.
A lo largo de su conferencia Carlos López abordará el recorrido creativo seguido desde la gestación de la idea hasta la emisión o proyección final de un producto visual, deteniéndose en los procesos de trazado de escaletas, mapas de tramas y flujo del trabajo creativo. Durante su charla, el profesional incidirá en la doble visión que tiene quien además de coordinar la escritura comprende de primera mano el trabajo de la realización. Por ello insistirá en la importancia de que los guionistas conozcan bien las responsabilidades del resto del equipo, desde los actores hasta los técnicos, así como todas las localizaciones y decorados, de forma que puedan ir dando sentido a sus textos de manera realizable dentro de los parámetros de producción capítulo tras capítulo.
“Yo he encontrado muchísimo placer en escribir y siempre me he dejado llevar por proyectos que suponían un reto. Y aunque el proyecto no tuviera ni pies ni cabeza, yo siempre he intentado hacerlo lo mejor posible, entre otras cosas porque no sé cómo se hace mal. He contado muchas veces la anécdota: hace años un productor me dijo: “¿Tienes algún guion por ahí? Es que me van a dar una subvención seguro.” Y yo le dije: “Lo siento, pero en este momento no tengo ninguno terminado.” Y me dice: “Dentro de quince días acaba el plazo. Hazte uno, Aunque sea malo”. Y yo le dije: “Es que tardo lo mismo”. Yo no sé escribir guiones malos… los he escrito horrorosos, pero cuando los estaba escribiendo estaba convencido de que eran buenos. Necesito esa pasión para sentarme al teclado”, confiesa.
Según Carlos López “los españoles nos reímos de cualquier cosa menos de nosotros mismos. Parece que estamos abiertos a todo, que nos gusta la risa, pero no es verdad. Lo aprendí en ‘Los guiñoles’. Tenemos la piel muy fina. Enseguida pensamos que se están metiendo con nosotros y hacemos bandos. Nos reímos del contrario, pero ojo con reírte de mí. Y esto tan mezquino hace que sea imposible ser un poco “destroyer” y meter caña. Nos obligamos a ser equidistantes o justos con todo el mundo”, concluye.