- Dirigido por Philippe Cohen y coreografiado por Joëlle Bouvier (L’Esquisse), este hermoso espectáculo se inspira en la obra de Richard Wagner
- El recinto del Cabildo grancanario organiza dos funciones: viernes y sábado a las 20.30 horas
Las Palmas de Gran Canaria, 6 de febrero de 2019.- Dirigido por Philippe Cohen, el Ballet del Gran Teatro de Ginebra subirá este fin de semana a las tablas del Teatro Cuyás para interpretar ‘Tristán e Isolda’, espectáculo coreografiado por la prestigiosa Joëlle Bouvier, fundadora de la mítica compañía L’Esquisse y que una vez más explora un gran mito de la música de Richard Wagner.
Tras mostrar al mundo su visión de ‘Romeo y Julieta’, Bouvier escenifica con este ‘Tristán e Isolda’, el cual llegará al recinto del Cabildo grancanario viernes y sábado a las 20.30 horas, nuevos momentos de éxtasis en los que el odio se codea con las llamas de la pasión extrema, como se aprecia en https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=IlIeisnw0wA. Así lo han explicado durante la presentación el propio Cohen, que ha intervenido junto a su asistente, Vitorio Casarin, y al director artístico del Cuyás, Gonzalo Ubani.
Bouvier ha optado por transformar algunos elementos de la historia para hacerlos más abstractos, con el fin de no contar esta historia de una manera demasiado narrativa o realista. “Para ilustrar este drama épico, he pensado en una escenografía simple, donde una escalera de caracol evoca una nave o un castillo y una cuerda simboliza el filtro que une irremediablemente a los amantes”, según la también bailarina francesa.
La obra se expresa a través de una escritura más onírica y metafórica, de la que emergen los temas principales de la obra: el amor, el amor trastornado, la traición, el resentimiento y el perdón. Por eso, como explica Bouvier, “en la obra unas simples planchas de madera recuerdan al bosque, un muro o una habitación, y las grandes telas azules, tornasoladas y en movimiento, son evocadoras de las olas en el mar. Elementos escénicos todos que sugieren más de que lo que muestran”.
El reparto lo encabezan Madeline Wong, que encarna a la princesa Isolda, y Geoffrey Van Dyck, que da vida al joven Tristán. Armando González se transforma por su parte en el Rey Mark y Sara Shigenari es el Testigo. Completan el cuerpo de baile Yumi Aizawa, Céline Allain, Louise Bille, Ornella Capece, Diana Duarte, Léa Mercurol, Tiffany Pacheco, Mohana Rapin, Lysandra Van Heesewijk, Valentino Bertolini, Natan Bouzy, Zachary Clark, Xavier Juyon, Nathanäel Marie, Juan Pérez, Simone Repele, Sasha Riva y Nahuel Vega.
A precios que oscilan entre los 20 y los 40 euros, las entradas para las dos funciones de este espectáculo, previstas viernes y sábado a las 20.30 horas, están a la venta a través de los canales habituales con que cuenta el Teatro Cuyás: la taquilla y la web www.teatrocuyas.com. Además, existe un descuento del 30 por ciento para grupos a partir de diez personas.
Sobre el Ballet
A comienzos del siglo XX, las grandes compañías y estrellas de la danza, como Isadora Duncan o Nijinski, con les Ballets Rusos, eran con fecuencia invitados a la escena del Teatro de Neuve. En 1962, el Grand Théâtre funda su propia compañía de ballet y a lo largo de los años su dirección ha sido confiada sucesivamente a Janine Charrat, Serge Golovine, Patricia Neary, Peter van Dyck, Oscar Araiz, Gradimir Pankov, François Passard o Giorgio Mancini. Desde su nacimiento, esta compañía se ha empeñado en explorar la pluralidad estilística de la danza en el siglo XX, invitando a trabajar a artístas reconocidos como George Balanchine (que fue consejero artístico, de 1970 a 1978), Mikhaïl Baryshnikov, Rudolf Nureyev, Jirí Kylián, Ohad Naharin, William Forsythe o Lucinda Childs.
Dirigido desde 2003 por Philippe Cohen (Marruecos, 1953), que ha sido distinguido por el Ministerio de Cultura de Francia con la Medalla d’Officier des Artes et Lettres, el Ballet du Grand Théâtre está formado por 22 bailarines de diversas nacionalidades, de formación clásica y capaces de interpretar tanto las coreografías neoclásicas como las contemporáneas. Cada temporada la compañía presenta normalmente dos nuevas creaciones además del repertorio, las giras, y las actividades en escuelas y ateliers coreográficos.
Estructura
El montaje, de cerca de hora y media de duración, se estructura en cuatro partes: un preludio y tres actos cuyo contenido es el siguiente:
Preludio. Las escenas se suceden veloces para contar la génesis de la historia: Isolda, majestuosa, atraviesa el espacio y su capa es movida por el viento. Descubrimos a Tristán en plena batalla con Morold, amante de la joven princesa. Vemos a Isolda erguirse, blandiendo la espada de la venganza sobre Tristán, herido y sin defensa sobre la tierra. Y también somos testigos de cómo ella renuncia a abatirle -escena clave del nacimiento de su amor-, para dejarse luego llevar por las olas.
Primer acto. En alta mar, en algún punto entre Irlanda y Cornouaille, viaja el barco que llevará a Isolda a encontrarse con el rey Mark, con quien se ha de casar, pese a que ella no quiere esa unión con el hombre que ha sido como un padre para Tristán. Durante la travesía, pide a Tristán reunirse con el pretexto de una reconciliación. Pero lo que quiere es ofrecerle un filtro mortal que ha decidido beber con él, aunque en realidad ella ignora que se trata de un brebaje de amor. En el mismo momento que el barco llega a tierra firme, ambos sucumben a la pasión. El rey Mark, mostrando todo su poderío, acude a recibirlos.
Segundo acto En medio de la noche, Isolda se reúne en secreto con Tristán en el bosque. Locos de amor, se abandonan a la pasión. Esa misma noche el rey, que ha escuchado rumores de que ella le traiciona, organiza una cacería, donde las presas realmente son los dos amantes. Al sorprenderles, el rey duda, siente dolor, desconcierto y una inmensa tristeza. Tristán invita Isolda a seguirle en su muerte. Los hombres rodean a Tristán, que cae sobre su espada y es herido mortalmente.
Tercer acto Llevan a Tristán a su casa acompañado de su fiel Kurwenal, interpretado aquí por todos los hombres de la compañía. Juntos, forman un coro alrededor del moribundo, a imagen de una Piedad transportan su cuerpo malogrado, con dulzura y precaución, con gestos llenos de compasión y respeto .Por un instante Tristán vuelve a la vida, presiente que su amada está en camino. Isolda, entonces, se hunde en la noche de la muerte para encontrarle .Estarán juntos gracias a esta oscuridad que les unirá para siempre.