- El rostro de la luz’ es además un calendario solar que cada año señala el inicio del verano
- Paralelamente, se exhibirán los espectáculos ‘Historia de un calcetín’ y ‘Un tranvía llamado deseo’, este último en la SIT
Las Palmas de Gran Canaria, 26 de marzo de 2019.- Coincidiendo con la celebración, esta semana, del Día Mundial del Teatro, el Cuyás realizará tareas de limpieza y conservación de uno de sus elementos más representativos: el mural ‘El rostro de la luz’, la obra de Paco Rossique que desde hace dos décadas decora las instalaciones de este recinto del Cabildo grancanario.
Los trabajos, que serán realizados por el propio Rossique a lo largo de cuatro jornadas, coinciden además con el 20º aniversario de la inauguración de este gran mural rojizo y sus icónicas caras esculpidas, e incluyen la instalación de un panel informativo.
Paralelamente, continuará la actividad en el teatro y en la Sala Insular, el otro equipamiento gestionado por la Fundación de las Artes Escénicas y de la Música de Gran Canaria, con la exhibición estos días de los espectáculos ‘Historia de un calcetín’, en el Cuyás, y ‘Un tranvía llamado deseo’, en la SIT.
Precisamente, el director artístico de la Fundación, Gonzalo Ubani, aseguró este martes durante la presentación del segundo montaje que “no hay mejor forma de celebrar el Día Mundial que haciendo teatro”.
A cargo de la compañía Entrevías, ‘Un tranvía llamado deseo’ llegará a la SIT el viernes y el sábado a las 20.30 horas, mientras que ‘Historia de un calcetín’, de la premiada La Canica Teatro, se representará en el Cuyás el sábado a las 18.00 horas tras una serie de funciones escolares previstas de miércoles a viernes en el marco del programa pedagógico Teatrae.
Alegorías iluminadas
‘El rostro de la luz’, la obra cuya restauración se llevará a cabo esta semana en el Cuyás, no es un mural al uso. También funciona como calendario solar, ya que durante el solsticio de verano se ilumina de forma especial al recibir los rayos del sol, advirtiendo así del inicio de la nueva estación.
La obra, que mide 30x12 metros y ocupa una gran pared en las oficinas del recinto de Viera y Clavijo, fue diseñada por Rossique en 1999, justo el año en que reabrió sus puertas un Cuyás reconvertido en teatro (en 2019 cumple su 20º aniversario como tal).
Sobre el paño, cuyos colores recuerdan al arte rupestre y a la cerámica de los antiguos canarios, elementos relacionados con las artes escénicas y la música, que, durante el solsticio de verano, son bañados por el sol.
Así, conviven en el mural, luces, sombras, líneas que recuerdan a un pentagrama o rostros inspirados en las máscaras empleadas por los actores en la Antigüedad. Pero destaca por su importancia una cara negra que representa a un director o maestro de ceremonias. Cuando durante el solsticio el astro rey alcanza el cénit y su luz incide sobre ella, el título del mural adquiere todo su significado, pues justo en ese momento desaparecen todas las sombras, como si se iluminase también el resto del conjunto, algo muy difícil de conseguir teniendo en cuenta la textura irregular y la gran superficie del mismo, que ronda los 400 metros cuadrados.
Algo similar ocurre solo una vez más a lo largo del año: cuando se ilumina la inscripción “Luz del 3 de FEBR”, en alusión a la fecha en la que, hace 20 años, Rossique comenzó a diseñar su obra.
El artista
Paco Rossique nace en 1955 en Tetuán (Marruecos). Se traslada a la edad de dos años a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria donde reside y trabaja actualmente. Ha estudiado en Madrid y en Florencia. A lo largo de su trayectoria como artista, ha desarrollado obras pictóricas, murales, piezas de arte sonoro, esculturas, obras gráficas, artículos para revistas y libros de artista. Además, ha sido ilustrador de prensa diaria y comisario de exposiciones. Sus obras se han expuesto en numerosas ciudades y ha realizado más de una docena de murales exteriores e interiores en Gran Canaria, La Palma, Jaén y Granada (Fuente: www.caam.net).