- Los días 21 y 22 de septiembre se despide del teatro Pérez Galdós el montaje que dirige Israel Reyes
Las Palmas de Gran Canaria, 19 de septiembre de 2011.- Este fin de semana se despide del escenario del teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria, la gran producción ‘César Manrique, el musical’, con la que se inauguró la temporada del citado coliseo capitalino. Las cinco últimas funciones previstas tendrán lugar los días 20, 21 y 22 de septiembre, con sesiones dobles a las 19:30 y a las 22:30 el viernes y el sábado, y una final el domingo, a las 19:00 horas.
El espectáculo que repasa la intensa vida del genial creador lanzaroteño ha constituido todo un éxito de público, según los productores del mismo, Mestisay y Clapso Producciones Teatrales.
Un elenco de setenta actores de distintas disciplinas participan en esta superproducción canaria, inspirada en un guion y un libreto musical de Manuel González, cuya dirección escénica ha asumido Israel Reyes.
‘César Manrique, el musical’ está interpretado por el actor Mingo Ruano que encarna al ‘artista total’ que supo conciliar en la concepción de sus singulares proyectos arquitectónicos una ejemplar simbiosis entre paisaje y urbanismo. El citado musical revisa a lo largo de 90 minutos (sin pausa) el fundamento vital de este poliédrico y enérgico artista.
El espectáculo transita desde su despreocupada infancia en la costa de Famara en la isla de Lanzarote, a su inmersión en el Nueva York de Warhol, pasando por los grises del Madrid de la posguerra; su regreso y redescubrimiento de su isla natal como materia de creación; la lucha contra la especulación urbanística y su trágico desenlace acaecido en 1992 en un accidente de circulación en su isla natal.
El nutrido reparto que acompaña a Ruano sobre la escena se completa por los actores Maykol Hernández, Víctor Formoso, Saray Castro, Rubén Darío, Nayra Ortega, Borja Texeira y Yurena Bobet. Hugo Cruz y Javier Suárez serán los niños que interpreten a Manrique en su etapa infantil. Musicalmente la producción se sustenta en las voces de la popular solista de Mestisay, Olga Cerpa, y la de Luis Morera, cantante y líder de Taburiente, a los que acompañan los jóvenes cantantes Lucía Viera, Víctor Batista y Marieme Abdoulaye.
Germán G. Arias se pone al frente de una banda de ocho experimentados integrantes que interpretará toda la música en directo desde el foso del teatro Pérez Galdós. Los músicos son el percusionista Totó Noriega, el timplista Hirahi Afonso, el guitarrista Javier Infante, el batería Héctor Salazar, el pianista Augusto Báez, el bajista Jaime del Pino, Jairo Cabrera a los vientos y el propio Arias, que se entregará a los teclados, las programaciones y el fliscorno.
Los promotores de este espectáculo consideran a César Manrique como un mito que en Canarias atraviesa transversalmente islas, capas sociales, generaciones e ideologías, para convertirse en un espejo de los valores colectivos cuya dimensión ha terminado por trascender la épica contenida en su persona y su obra.
Todo ese Manrique que supo siempre defender la independencia de pensamiento, el compromiso con su tierra, el valor de la creatividad, la simbiosis entre naturaleza y arte, la defensa del medioambiente, la conjugación de tradición y modernidad, la transmutación de la naturaleza en un valor turístico sin tocar su esencia… incluso, la libertad sexual, cabe en este musical lleno de color y pasión, que pretende estar a la altura de la herencia moral y el mensaje universal de una de las figuras más relevantes del relato de la Historia del Arte del siglo XX en Canarias y en España.
Según Manuel González, autor del guion, el público se verá sorprendido por la grandilocuencia escénica diseñada por Carlos Santos, en la que se inserta “un mito rodeado de todo lo que lo conformó”. La obra, que posee una importante pirotecnia visual, no se olvida de Kraus y Pepe Dámaso, creadores con los que Manrique mantuvo una cercana amistad. “Manrique construye su biografía vital y profesional en escenarios muy concretos: el Lanzarote de su niñez, el Madrid de la postguerra y de los años 50; el Nueva York excitante y agobiante de los sesenta; el Lanzarote virginal de cuando regresa en esa década y diseña todas sus obras paisajísticas, el Agaete de la amistad con Dámaso, Fachico y otros amigos…Todo esos entornos están reflejados en el guion de una u otra manera”, señala González.