El alcalde Marco Aurelio Pérez anuncia que la Feria Mujer Rural celebrada este sábado en el caserío típico se convertirá en un evento cultural itinerante “para poner en valor nuestros pueblos, nuestra gente y la capacidad de nuestro territorio”
La plaza sombreada por laureles de indias del pintoresco caserío de Fataga, adornada con guirnaldas de banderas españolas y canarias, albergó este sábado la I Feria Mujer Rural que el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana pone en marcha con la intención de dinamizar la vida social, cultural y económica de las medianías del municipio.
Lo dejaron claro el propio alcalde, Marco Aurelio Pérez Sánchez y también la segunda teniente de alcalde y concejala responsable del área de Cultura, Elena Álamo Vega, momentos antes de rendir homenaje a las cinco mujeres del pueblo que fueron propuestas por la Asociación de Vecinos: Caridad Moreno Artiles, Pilar Moreno Falcón, Teresa Reyes López, Sarito López Reyes y Clara Cabeza González.
“Estamos haciendo un trabajo para poner en valor nuestros pueblos, nuestra gente y la capacidad de nuestro territorio. Se hará de forma itinerante en los distintos pueblos y barrios de la zona de medianías”, dijo el alcalde, aludiendo al proyecto ferial organizado en colaboración por las concejalías de Cultura, Igualdad y Servicios Municipales. “Tenemos unas medianías maravillosas que tenemos que potenciar y sobre todo el papel que ha desempeñado en ellas la mujer rural. Este proyecto se lleva trabajando desde hace varios meses con diferentes colectivos vecinales. Queremos que esta feria sea el comienzo de un trabajo por el que tenemos que apostar todos, porque se trata de potenciar las medianías y empoderar a la mujer rural y recuperar su figura por lo que ella representa en la tradición de los pueblos”, señaló la segunda teniente de alcalde, que agradeció “la implicación de la Asociación de Vecinos de Fataga, que ha hecho una trabajo encomiable con sus propuestas y el impulso que le ha dado a esta feria”, afirmó.
El homenaje a las cinco mujeres rurales, presentado por dos jóvenes integrantes de la Asociación de Vecinos, Dara Mejías y Dylan Vargas, que actuaron como maestros de ceremonia de todo el evento festivo, se desarrolló de forma sencilla. Consistió en la entrega a cada una de ellas de una placa artesanal de madera, con el anagrama de la feria y nominativa, serigrafiadas con el lema “En reconocimiento a su labor e implicación social con el pueblo de Fataga”.
La Feria, con más de una veintena de puestos de todo tipo de artesanías y productos gastronómicos del municipio, se inició sobre las diez de la mañana amenizada por los acordes y bailes tradicionales de la Escuela Municipal de Música y Danza, una de cuyas bailadoras, Cristina Rodríguez León, sacó a bailar una isa al propio alcalde, quien ante tanto brío y destreza le pidió que lo hicieran “despacito”.
Ajena al calor de los mercurios domésticos, la celebración festiva en Fataga fue cogiendo cuerpo social a medida que avanzaba el mediodía. A las familias nativas y a los extranjeros residentes en el pueblo, algunos de ellos desde hace décadas, se fueron sumando paulatinamente los hijos e hijas de Fataga que migraron a otras localidades de la Isla y también muchos vecinos del casco de Tunte y de los barrios cercanos, así como numerosos turistas llegados desde la zona turística de Maspalomas. La plaza se petó sobre una de la tarde, con la actuación musical del intérprete tirajanero Pedro Afonso.
A esa hora los cuatro bares restaurantes del caserío típico, El Labrador, Los Giles, El Albaricoque y el Fataga, ya eran un hervidero de gente, incluso reunidos en grupos familiares y de amistad, dispuesta a degustar algunas de las once propuestas gastronómicas en forma de tapas con consumición que se ofrecían al módico precio de tres euros.
La Feria Mujer Rural de Fataga, que contó también con un taller demostrativo de la lucha del garrote, la actuación musical de la Agrupación Folklórica La Cucaña y un espectáculo de títeres para las familias y los más pequeños, fue valorada por el presidente vecinal Jorge David Espinosa Vera, como “un evento 100% positivo para el pueblo, porque genera vida social, cultural y comercial que motiva a la gente e implica a los jóvenes. Por su efecto dinamizador nos gustaría que se celebrara una vez al mes. Además, incluye como elemento aglutinador un reconocimiento en vida a mujeres que han sido un verdadero ejemplo por su trabajo abnegado como gestoras de las casas, de las fincas y de las familias. Veo muy bien que se celebre en todos los pueblos, porque en ellos hay mujeres que han sido muy importantes y tenemos que tener un agradecimiento público hacia ellas”, afirmó.