- El Cabildo de Gran Canaria, pionero en España en restituir los bienes requisados a un particular de acuerdo con los preceptos de la Ley de Memoria Democrática
- La familia heredera del político madrileño que murió en el exilio recupera cinco obras pictóricas que custodiaba el principal museo de Gran Canaria desde hace 70 años
Las Palmas de Gran Canaria, 19 de septiembre de 2024.- El Servicio de Museos del Cabildo de Gran Canaria devolverá a la familia del alcalde republicano de Madrid, Pedro Rico (Madrid 1888-Aix en Provence, Francia 1957), las cinco obras pictóricas requisadas por el gobierno franquista en el año 1938, que permanecían custodiadas desde hace más de 70 años en los fondos de la Casa de Colón, el museo más importante de Las Palmas de Gran Canaria que cuenta con la mayor colección de arte de las islas.
La resolución de restitución, que ya ha sido notificada a la abogada y representante de la familia heredera, Laura Sánchez Gaona, se materializa tras un complicado pero ejemplar proceso administrativo iniciado con celeridad a finales del pasado año 2023, que convierte al Cabildo de Gran Canaria en la primera institución pública del Estado que impulsa un expediente de devolución de esta naturaleza conforme a las condiciones que determina la Ley 20/2022, de Memoria Democrática y Real Decreto 2134/2008, del procedimiento a seguir para la restitución a particulares de los bienes incautados con motivo de la Guerra Civil.
Asimismo, el Cabildo grancanario ha cursado al Ministerio de Memoria Democrática del Gobierno de España tanto la resolución del acuerdo como el expediente completo, que resuelve la devolución a la familia heredera de cinco óleos que pertenecieron a la colección particular de Pedro Rico López, alcalde de Madrid en 1936, firmados por tres conocidos autores de este periodo, Eugenio Lucas Velázquez, Roberto Domingo Fallola y Francisco Domingo Marqués.
La documentación del expediente tramitado por el Servicio de Museos de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario que dirige Alicia Bolaños Naranjo, traza, con todo lujo de detalles, el recorrido que siguieron estos cuadros, desde que fueron requisados por parte de la Junta Delegada de Incautación durante la Guerra Civil, directamente desde la vivienda de su propietario, y guardados en el Museo del Prado durante la contienda española, uniendo tanto el estudio histórico como el jurídico para la conformación completa y rigurosa del expediente.
El azar quiso que los cinco cuadros de Pedro Rico llegaran a Gran Canaria en enero de 1942, por decisión del entonces Gobernador Civil de Las Palmas, Plácido Álvarez Buylla, quien las solicitó a la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, formando parte de un lote de 39 obras con el objetivo de conformar un Museo de Bellas Artes en la isla de Gran Canaria. Desde el año 1952 dichas obras artísticas han sido custodiadas y conservadas por la Casa de Colón, la pinacoteca más importante del archipiélago hasta el momento.
Los cinco cuadros que se devolverán son tres óleos sobre lienzo de Eugenio Lucas Velázquez (1817-1840), titulados ‘Cruz de Mayo’, ‘Majos obsequiando a un garrochista’ y ‘Toro embistiendo a un grupo’. Un óleo sobre cartón de Roberto Domingo Fallola del último cuarto del XIX titulado ‘Banderillas de fuego’ y un lienzo de Francisco Domingo Marqués, fechado en 1870, y con título ‘Mosqueteros: la venta del caballo’.
La consejera de Cultura del Cabildo grancanario, Guacimara Medina, se ha congratulado de que finalmente se haya resuelto la devolución de las obras a los herederos de Rico. “El firme compromiso del Cabildo grancanario se corresponde no solo con un imperativo ético fundamental como sociedad democrática que somos, sino que debe ser contemplado como un ejercicio de responsabilidad i.nstitucional”.
La jefa del Servicio de Museos de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, Alicia Bolaños, que ha impulsado y coordinado este expediente de devolución, añade que “estamos ante uno de los ámbitos de servicio público donde la Administración Pública manifiesta su faceta más humana al materializar su deber moral ante una injusticia cometida y haciendo posible, mediante este procedimiento administrativo de restitución, los principios y valores de la ley de memoria democrática”