Gesplan, el Cabildo, el Ayuntamiento y alumnos del IES Faro instalan cartelería disuasoria para evitar que personas sin permiso y los turistas pongan de comer a los gatos. El Ayuntamiento estudia el procedimiento para trasladar la colonia gatuna a la periferia del espacio protegido
La sobrealimentación descontrolada por parte de personas particulares y al margen del Ayuntamiento de la colonia gatuna que tiene su hábitat en las inmediaciones del Parque Tony Gallardo está poniendo en serio peligro a la fauna de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas.
Dicha colonia felina es atendida y controlada diariamente por expertos voluntarios bajo supervisión del Ayuntamiento en cumplimiento de la nueva Ley 7/2023 de Protección del Bienestar Animal, pero el incremento y rellenado constante de los comederos y bebederos por personas ajenas a la misma está provocando que los gatos sobrealimentados no acaben con la comida y, a su vez, un efecto llamada para especies invasoras de roedores como ratas y erizos que atacan los nidos de la fauna que enriquece la biodiversidad de la Reserva Natural, dañando la cadena reproductiva de la misma.
Entre los animales amenazados destacan reptiles protegidos como los lagartos gigantes de Gran Canaria, las lisas y los perenquenes, y también aves nidificantes como las garzas, garcetas, gallinetas y chorlitejos grandes, chicos y patinegros, estos últimos en verdadera situación límite de extinción.
Ante esta situación, efectivos de Gesplán y responsables del proyecto de educación ambiental Educa Ecoisla, del Cabildo grancanario, realizaron este martes en el área afectada una actuación de prevención cívica protagonizada por una veintena de alumnos y tres profesores del IES Faro de Maspalomas, que fue arropada por la octava teniente de alcalde y concejala de Sanidad, Araceli Armas Cruz, y los ediles delegados de Educación y de Parques y Jardines, Esther Delgado Sánchez y Eduardo Armas Herrera, respectivamente.
La actuación consistió en la colocación de medio centenar de carteles plastificados de pequeño formato con mensajes disuasorios que los propios estudiantes ilustraron y elaboraron tras la charla formativa y de concienciación previa que recibieron sobre este asunto hace dos semanas en su centro educativo. “No dar de comer al gato” o “Los restos de comida favorecen la aparición de roedores y dañan a la fauna de la Reserva”, son algunas de las leyendas en alemán y español que puede leerse en la cartelería que se colgó en los tarahales de los puntos más problemáticos de los comederos felinos, y también a la vista de los transeúntes en los accesos peatonales y en el mirador de las aves de La Charca.
Problema serio de civismo
La concejala de Sanidad, Araceli Armas, reconoce que “ésta es una medida preventiva y disuaria que persigue ir minando poco a poco un problema serio de civismo, porque nadie sin autorización específica del Ayuntamiento puede alimentar a las colonias felinas. Los operarios de los servicios de Limpieza y de Parques y Jardines vacían y retiran constantemente y casi a diario los comederos no permitidos, y la Policía Local ya está tratando de identificar a quienes están cometiendo esta negligencia”.
Armas Cruz admite que, además de esta medida disuasoria, “el Ayuntamiento estudia el procedimiento para proceder próximamente al traslado de la colonia felina hacia otra ya existente en la periferia del espacio protegido. Se trata de una actuación que por su enorme complejidad se alargará en el tiempo, pues requerirá de un procedimiento de captura y gestión tipificado acorde a la Ley de Protección Animal, que además lleva aparejada la intervención especializada de un veterinario y de un seguimiento posterior prolongado de más de un año de duración”.